Leire, Sinde y otros socialistas del montón

Mira que uno intenta evitar tener que hablar de cualquiera de estas dos, pero...

Intervención de la senadora: la nueva ley "no obliga a nadie a abortar" sino que proporciona "libertad y seguridad a las mujeres que decidan hacerlo". Claro que no obliga, viva la obviedad. Suponemos que en principio nadie quiere verse en esa situación y que sólo recurre a ella como última opción. Ojalá nadie tuviera que hacerlo.

Pajín aseguró que la nueva ley "va a reducir el número de embarazos no deseados, que es el objetivo de todos". Verás, Leire, una ley que mejora las condiciones legales de la mujer para la interrupción del embarazo, no tiene por qué significar una reducción en el número de embarazos no deseados. Más que nada porque para abortar, si alguien se ve en esa situación, hay que haberse quedado embarazada antes. Los embarazos no deseados los reducen la educación sexual, la protección anticonceptiva y la prevención. O eso pensaba yo. Hable de eso y no lo reduzca a una mención de pasada en su intervención.

Si alguien cree que me he inventado esta frase de la senadora, está dentro de una nota de prensa oficial de la web del PSOE. Aquí tienen otro fragmento de su intervención: "[la ley] pone el acento en la educación sexual, en la prevención, en evitar que las mujeres jóvenes de este país, si no lo desean, no se queden embarazadas". A ver... A veces se quedan embarazadas sin desearlo, y son ellas las que tienen que poner los medios para evitarlo, eso no lo puede resolver ninguna ley. Lo que sí debe hacer, y esperemos que lo haga, es poner los medios para ayudar a la mujer a partir de ese momento. Lo demás, Leire, son brindis al sol y escasez de vocabulario.

Nota a la redactora de El País: igual no queda muy fino decir, en tu noticia sobre la aprobación de la ley del aborto (Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo) que "Ha sido una ley de difícil parto". No estamos en periodismo para hacernos los graciosos, aunque algunos así lo crean y otros lo intenten.

Pajín y su brillante oratoria: hace unos días acusó al PP de "aprovecharse a tope de la crisis" y de tener una actitud de "no pegar ni palo". El nivel intelectual de los políticos españoles es paupérrimo. ¿Quién le escribe las cosas a esta muchacha?

La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, también ha opinado sobre la reforma de la ley del aborto, para decir lo siguiente: "Se trata de una ley garantista, sobre todo para el nasciturus", es decir, garantista para el niño que no ha nacido. Vale. Pero la frase que me ha chocado es ésta: que gracias a esta nueva norma España "ya no podrá ser esa especie de paraíso donde venía todo el mundo a abortar desde Europa". ¿Cómo? Pues ahora me entero de que aquí venía toda Europa a abortar...

¿Para cuándo una evaluación psicotécnica de los candidatos a integrar las listas electorales? ¿Un mísero test, unos requisitos, una entrevista de trabajo, una evaluación de capacidades?

El curioso caso de la libertad de expresión 2.0, según la entiende la diputada Elena Valenciano.

Otro caso de "por la boca muere el pez", en esta ocasión a cargo de Pedro Zerolo, que escribe a propósito de la reforma aprobada en México que eleva a rango constitucional el carácter laico del Estado. Porque va y dice: "a partir de ahora, la ciudadanía mexicana tiene derecho a la libertad de conciencia y podrá adherirse o no a la práctica religiosa que considere oportuna sin que el Estado pueda decir nada en contra. Creo que cualquier país debe respetar la libertad de conciencia, la libertad religiosa y la libertad de culto y, asimismo, garantizar la autonomía y separación entre el ámbito civil y las normas religiosas". Estupendo, si no fuera porque el Estado le da a la Iglesia Católica 6.000 millones de euros cada año, porque apostatar es más difícil que darse de baja de una compañía de telecomunicaciones, o porque el alcalde de Zaragoza (del PSOE) obliga a que un crucifijo presida el salón de plenos.

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