Enfrentamiento entre Trabajo y Economía a cuenta de la economía sumergida

Por suerte para nuestras mandíbulas, este Gobierno sigue demostrando su innata capacidad para pegarse tiros en el pie. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que el domingo se atrevió a decir que, históricamente, la tasa de paro no impide el crecimiento económico en España, ayer además se atrevió a pronosticar que el desempleo en enero "se aproxime más a la media estacional -65.000 personas- o se aleje lo menos posible" ¿Puede decir eso el ministro de TRABAJO, aventurarse a dar una cifra de paro de 65.000 personas y quedarse tan ancho? Además atacó al secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, dado que consideró "aventurado" hacer previsiones sobre tasas de paro más allá de dos años vista, después de que el secretario de Estado pronosticara en una entrevista que la tasa de paro no volverá a un 8% con el que se cerró 2007 hasta dentro de cinco años (Funcas dijo diez). Esta apreciación de Corbacho fue en la presentación del balance de las actuaciones de la Inspección de Trabajo en 2009 contra la economía irregular, en la cual cifró la economía sumergida entre un 16% y un 20% del PIB, o sea entre 160.000 y 200.000 millones de euros. Antes de dicha presentación se pasó por el estudio de Espejo Público en Antena 3.

Para El Blog Salmón, Corbacho se equivoca si justifica la economía sumergida con datos de la Inspección de Trabajo, ya que, señalan, la relación entre el fraude en las altas laborales y los porcentajes citados queda muy lejos de la realidad, y el ministro debería explicar en qué se basa su departamento para airear una cifra de fraude que, de ser ciertos los datos, podría superar los 200.000 millones. Dada la precipitación de las cifras facilitadas por Corbacho, el secretario de Estado no ha perdido la oportunidad de devolverle el golpe. Así, Campa aseguró este jueves que el Ministerio de Economía y Hacienda no tiene cálculos sobre el peso de la economía sumergida en el PIB español y señaló que es "excesivamente osado ponerle un número a ese porcentaje".

Aunque me encantan las ostias gratuitas entre gente que se supone que está en el mismo lado del ring, sería de agradecer que los responsables de los distintos ministerios, gobierno y PSOE, se pusieran de acuerdo para, al menos, ofrecer una misma visión de los asuntos, ya que se suelen contradecir con la frecuencia que han podido ustedes contemplar en estas líneas. La crítica se vuelve así muy sencilla por evidente (facilona, vaya, te lo dan hecho) y la cosa pierde su gracia. Esta semana también hemos presenciado cómo, tres días después de que Zapatero anunciase que planeaba sanciones para los países que no cumplieran con la estabilidad presupuestaria (mira quién fue a hablar), hasta cuatro pesos pesados de partido y ejecutivo ofreciesen, todos ellos, desmentidos al respecto que eran diferentes entre si: Moratinos, De la Vega, José Antonio Alonso y Elena Salgado. Ésta última, la más heavy de los cuatro, ya que a partir del simple "sanciones" del presidente, que se entienden, pienso, como de carácter económico, la ministra de Economía fue a hablar de "sanciones morales" por esos incumplimientos. ¿Qué es una "sanción moral"? ¿Ponerle a alguien un cucurucho con orejas de burro en la cabeza? ¿Hacer que escriba mil veces en la pizarra "No volveré a jugar con el dinero de la gente"? ¿Eh?

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