El sectarismo de izquierdas existe, por supuesto

Y una muestra de ello la tenemos en el "periódico" digital ElPlural.com, que se autoproclama como progresista, dirigido por el habitual contertulio televisivo Enric Sopena.

Expliquemos qué quiere aquí decir sectarista, o mejor dicho sectario, que sí está recogida en el DRAE. Su segunda definición es "Secuaz, fanático e intransigente, de un partido o de una idea".

En Internet, quien más quien menos, sabe que hay periódicos digitales que son claramente de derechas, aunque no lo digan abiertamente. Como mucho se califican a sí mismos de "liberales". Podría citar Periodista Digital, Libertad Digital o Lanación.es (con el rabito de la ñ en vez de una tilde normal). Tienen como premisa básica decir todo lo malo del Gobierno central y del PSOE, lleven razón o no. Pero con la salvedad de que si le tienen que atizar al PP, también lo hacen.

En el "periódico" de Sopena no ocurre así. Dicen todo lo malo y todo lo peor del PP y todo aquello con que se le pueda relacionar, como la Iglesia Católica o los colectivos denominados "Pro-Vida", o sea contra el aborto. Si pueden relacionar al PP con noticias relativas a la homofobia, el machismo, el franquismo y todo lo que a uno se le ocurra, pues lo harán. Ahora bien, no verán ustedes ahí crítica alguna hacia el Gobierno socialista y sus políticas. Hay que tener una preocupación nula por la autocrítica para tragarse algo así.

Es el mismo motivo por el cual recomendaría encarecidamente no visitar el blog de Leire Pajín. Todo son lugares comunes y frases hechas, críticas al PP y elogios a lo bien que lo hacen ella y sus compañeros, actos del Gobierno, actos de partido. La autocrítica brilla por su ausencia. Y siendo un blog personal, además, se agradecería que de vez en cuando dejara la política de lado y contara algo propio, original, que opinara, que se mojara. Que no sea un simple altavoz, una mera correa de transmisión de su pensamiento político.

Volviendo a Sopena, lo último que ha hecho es de lo más bajo. Es evidente que no le habrá hecho gracia que el profesor Jesús Neira -famoso por haber sido agredido vílmente por la espalda tras defender de malos tratos a una mujer que luego demostró ser una mamarracha- haya aceptado presidir el Observatorio contra la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid, pero de ahí a decir que no es un demócrata porque no le gusta nuestro sistema de partidos, es para mí mear fuera del tiesto. Total, porque una revista ha reproducido en enero de este año un artículo escrito en 2003 por Neira para otra publicación, dirigida por el ex ministro franquista Fernández de la Mora, mostrando el profesor su plácet con las teorías de aquél, perteneciente a aquella época en que Franco recurrió al gobierno de los llamados tecnócratas, entre los que se hallaba este señor.

Veamos qué critica Sopena. Dice que tanto Fernández de la Mora como Neira "
descalifican al Estado de Partidos" y que Neira 'repudia la partitocracia, porque –sostiene- es “un proceso autoritario de arriba hacia abajo”'. Y sigue: 'Neira aplaude una observación de su icono doctrinal, Fernández de la Mora: “En muchos casos, el Gobierno de la mayoría (…) anula postulados democráticos esenciales”. O incluso va más lejos todavía cuando resalta que existe una “manifiesta contradicción entre los partidos y la democracia”'.

Si nos tomamos las cosas con algo de calma puede que veamos cómo Fernández de la Mora y Neira tienen algo de razón. La política en España, una vez pasada la Transición, ha dejado de estar protagonizada por los ciudadanos, siendo los partidos políticos quienes la monopolizan, sobre todo los dos mayoritarios, en un escenario cada vez más bipartidista. Esto puede ser bueno para, por ejemplo, EE UU, pero puede no serlo para un país tan diverso como España. Con un bipartidismo así, las opiniones minoritarias o alternativas, que las hay, no encuentran el modo de hacer llegar su mensaje a la opinión pública; PSOE y PP copan la agenda informativa con el triste "periodismo de declaraciones", y muchas veces sin decir nada realmente noticioso. Ese es un "Estado de Partidos" poco o nada recomendable, puesto que no deja voz para los demás.

Segunda reflexión. ¿Es la partitocracia "un proceso autoritario de arriba hacia abajo"? La respuesta es sí, dado que las cadenas de mando de PSOE y PP siguen un esquema vertical. Aquí están el del PP y el del PSOE. No hay apenas horizontalidad, todo sigue un esquema en el cual el inmediatamente superior manda sobre el inmediatamente inferior. Tal cual. Al estilo de los sindicatos verticales. Ello cercena la participación interna, el debate, la reflexión o la mera discrepancia.

Tercera reflexión. Si bien me parece exagerado decir que "el Gobierno de la mayoría (…) anula postulados democráticos esenciales", no es tan descabellado afirmar que existe una “manifiesta contradicción entre los partidos y la democracia”. ¿Por qué? Porque en su organización interna, los partidos no son democráticos. Al menos los casos conocidos. Se eligen los candidatos mediante listas cerradas y a quien se salga de la línea marcada por la dirección se le manda a galeras, como puede pasar con Celia Villalobos por abstenerse en la votación para paralizar la reforma de la Ley del Aborto o como le pasó al ex coordinador de UPyD en Aragón, cesado por pedir listas abiertas. Así que, en efecto, hay contradicción entre los términos "partidos" y "democracia". Propugnan para la sociedad algo que incumplen en su propio seno.

La conclusión de Sopena, asimismo, no tiene desperdicio: "Neira no marca distancia alguna con los postulados de Fernández de la Mora. En honor a la verdad, no puede decirse que Neira sea demócrata. Fernández de la Mora no lo fue en absoluto. Por cierto, el fervor de Neira por el ex ministro de la Dictadura sólo es comparable con el de Mariano Rajoy por la misma persona. En 1983, Rajoy firmó un artículo –publicado en El Faro de Vigo- de elogio a Fernández de la Mora por cercenar el axioma de la igualdad de los seres humanos. O sea, Dios los cría y ellos -de un modo u otro- se juntan".

Sin comentarios... Bueno, venga, sí: que mezcla churras con merinas.

Otra cosa: ¿por qué los medios de izquierdas como la SER, El País, Cuatro o La Sexta le dan tanto espacio informativo a lo que digan los gerifaltes de la Iglesia Católica? Les dan demasiada importancia a unas personas que precisamente lo que buscan es repercusión mediática. Hoy Rouco ha alertado contra la "descristianización" de España. A las noticias relacionadas con la religión, lo que habría que hacer es ir reduciendo su porcentaje de aparición. Lo último de la Conferencia Episcopal fue pedir a los diputados de orientación católica que votaran en conciencia contra la reforma de la Ley del Aborto, y los medios que he citado pusieron, nunca mejor dicho, el grito en el cielo. Bueno, pues en virtud de la libertad de expresión, la Iglesia que diga lo que quiera, que ya obrará la gente en consecuencia. Pero no les den una importancia que no merecen.

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