Lo que al poder le conviene

Leo que el periódico Diagonal, aprovechando que su presente número cae en Semana Santa, ha hablado con el profesor de la UMA Demetrio E. Brisset a propósito de su último libro, aparecido el pasado otoño, La rebeldía festiva. Historias de fiestas ibéricas, en el que muestra a través de sus 47 capítulos las fiestas tradicionales que a lo largo del año se celebran en España. Siendo muy interesante todo el texto, yo me quedo con este fragmento: "Desde luego al poder le interesa que la gente esté quieta en su casa. Y que jueguen con Internet para que no incordien en la calle. (...) Es un hecho que se puede convocar a la gente para cualquier reunión en muy poco tiempo y con gran repercusión. El asunto es que los poderes están muy atentos a que no se les escape el control de la calle y cada vez van a reaccionar con más rapidez y violencia contra los que no cumplan con las normas que se imponen para las reuniones. Mantener un ente sagrado como ‘el orden público’ implica que no se deja reunirse a la gente donde y cuando quiere sin pasar por el filtro de las autorizaciones. Entonces, hay una doble dinámica porque es más fácil reunirse, pero también hay mucho más control para estas reuniones".

En otro orden de cosas, al poder también le conviene y le interesa controlar los medios de comunicación. Leo con preocupación en La Vanguardia que el Govern catalán recurrió ayer a un decreto, aprobado en plena Semana Santa, para cambiar la ley y garantizarse el control del consejo de gobierno de los medios de comunicación públicos de Catalunya. Tras la reciente marcha del que fuera presidente de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA), Albert Sáez, su sustituto, Enric Marín (ERC), debiera de haberse sometido el nombramiento a votación en el Parlament, para lo que hubiera necesitado el apoyo de dos tercios de la cámara. El tripartito, queriendo saltarse tal requisito, tiró por la vía recta y aprobó el nombramiento por decreto (modificó un artículo de la ley), de modo que ya sólo haga falta, en segunda votación, la mayoría absoluta de los partidos que comparten el gobierno de la Generalitat. Como dice el rotativo en una reflexión de la segunda página: "Se trata de un decretazo que se produce a siete meses de unas elecciones autonómicas y que no es justificable desde el más mínimo respeto a la pluralidad de los medios públicos". La noticia, también en El Periódico.

Mientras, el vicepresidente de la Generalitat, Carod Rovira (ERC), acusa a los medios de comunicación de tener poca "complicidad" con el Govern y cree que por eso la obra de su gobierno no ha llegado a la sociedad. Se lo voy a decir suavemente: los medios de comunicación no han de tener NINGUNA complicidad con el poder, ni con el Govern de la Generalitat ni con ningún otro gobierno. Lo contrario es tratar de influir en la agenda y en la línea editorial de dichos medios por parte de aquellos que detentan el poder, lo que es un comportamiento censurable e intolerable. Mire, que el PP imponga la agenda de los medios que controla (el mejor ejemplo es Telemadrid) no implica que los partidos de izquierda deban pretender lo mismo. Todo lo contrario. Deben diferenciarse de la derecha, no imitarla. Por cierto, para promover medidas de derecha, nada como el original. Cuando la izquierda busca algo similar sólo logra malas copias.

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