La pancartita, la pancartita...

En los instantes previos al FC Barcelona-Real Madrid, mientras en el Camp Nou se desplegaba un impresionante mosaico, también se pudo observar una pancarta con el lema "Catalonia is not Spain" (Cataluña no es España), que pudo verse durante unos segundos en las pantallas de TV de los 81 países que ofrecían el encuentro. Desde luego el realizador no hizo demasiados esfuerzos para ocultar su presencia.

El secretario general de las juventudes de CDC (Convergencia Democrática de Cataluña), Jordi Cuminal, denunció este domingo que la Policía Nacional se incautó anoche de esta pancarta que este colectivo, agrupado bajo las siglas JNC (Juventud Nacionalista de Cataluña), despliega habitualmente en el estadio del FC Barcelona, con la intención de incluirla en el expediente de incidentes del partido. Cuminal explicó que la pancarta acostumbra a ser retirada por los empleados del club una vez acaba el himno y se completa el habitual mosaico. Al acabar el partido se devuelve a sus propietarios, salvo ayer que se la incautó la Policía.

Cuminal dijo "no entender" la decisión policial, y que la Policía se hiciese cargo de la pancarta y no la devolviese a sus dueños es para él un "atentado contra la libertad de expresión". Además defendió al Camp Nou como "un lugar donde la gente se ha podido expresar siempre con libertad".

Supongo que "expresarse con libertad" incluye tirar cabezas de cochinillo, mecheros, monedas, teléfonos móviles y botellas de cristal. Bien, mientras los acontecimientos futuros no digan otra cosa, hasta la fecha el FC Barcelona se debe al cumplimiento de la legislación española, y según el Artículo 66, apartado 1, de la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del Deporte: Queda prohibida la introducción y exhibición en espectáculos deportivos de pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que, por su contenido o por las circunstancias en las que se exhiban o utilicen pueda ser considerado como un acto que incite, fomente o ayude a los comportamientos violentos, xenófobos, racistas o terroristas, o como un acto de manifiesto desprecio deportivo a los participantes en el espectáculo deportivo. Los organizadores de los espectáculos vienen obligados a su retirada inmediata.

Pero los hay que amparándose en la libertad de expresión, que la tienen agotada de tanto nombrarla, se creen con derecho a hacer y decir lo que les venga en gana. Como algunos programas de TV, dicho sea de paso. Y esta libertad no tiene como finalidad que la ondeen según les convenga y dependiendo del lado que les sople el viento.

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