Oh, catalán, mi catalán (II)

Ver primera parte.

Tres supuestos: 1) el de la persona que, queriendo, no puede estudiar catalán; 2) el de quienes utilizan la enseñanza del catalán como arma política (y arrojadiza) tanto a favor como en contra, y 3) el de aquellos que hacen lo que sea con tal de que no les puedan decir que están hablando en catalán.

Primer supuesto. Partimos de una noticia aparecida en el periódico gratuito 20 Minutos en mayo de 2007: muchos malagueños solicitaban la inclusión del catalán en la oferta de estudios de la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de la capital costasoleña, para poder ir a trabajar a Cataluña, y de hecho la propia institución llevaba diez años solicitando esto mismo a la Junta de Andalucía, sin resultado. Tampoco se podía estudiar gallego ni euskera. Sí en cambio en la EOI de Madrid. La noticia saltó a La Vanguardia en noviembre de ese año, e incluía el dato de que en casi todas las ciudades andaluzas había demanda no satisfecha de catalán, que sí se podía aprender, paradójicamente, en La Habana, Hungría y Camerún. Tanto la posibilidad de enseñar catalán en Andalucía como el hecho de impartirse en la patria de Samuel Eto'o motivaron dos controversias políticas que mencionaré más adelante. El caso es que, según apuntaba en ese artículo una profesora de catalán en la facultad de Filosofía y Letras de Granada, su enseñanza serviría para mejorar la convivencia entre comunidades autónomas. En el artículo, José Antonio Sierra, ex director del Instituto Cultural Español de Dublín, señala el absurdo de dar al catalán, vasco y gallego el rango de lenguas cooficiales y luego no potenciar su conocimiento. En una muestra del atraso mental que a muchos afecta por estos lares, asegura recibir insultos y amenazas por hablar públicamente en defensa de "las otras lenguas de España" y promover su estudio.

Paso ahora a hablar de mí mismo. Me interesa aprender catalán, tengo una colección de diccionarios de catalán que lanzó La Vanguardia en 2008, un curso compuesto de un pequeño libro con cd y un libro sobre dudas de uso del catalán (foto), e incluso procuro leer o escuchar algo de catalán cuando me es posible, por ejemplo visionando programas de la televisión autonómica catalana a través de su página web, y he de decir que salvo las lógicas carencias de vocabulario, el contexto de las conversaciones es perfectamente entendible. También alguna canción -Boig per tu, de Sau, por ejemplo, está bastante bien pese a tener ya unos años-. Pero nada de todo eso sirve sin la posibilidad de estudiarlo más a fondo y en condiciones, o de poder practicar conversación con algún nativo.
Segundo supuesto. Hemos dicho que uno de los sitios donde se puede aprender catalán es en Camerún. En mala hora se le ocurrió al responsable del Instituto Ramón Llull (IRL) comparecer ante la Comisión de Política Cultural del Parlamento para explicar las políticas del Instituto para la proyección exterior de la lengua catalana y citar un dato que en realidad ya se conocía, porque aparecía citado en el texto de La Vanguardia de ¡un año antes! Los demás grupos del parlamento catalán emplearon ese y otros datos relatados en la comparecencia para atacar a Bargalló y, en su persona, de paso, también al IRL. Baste como dato la denuncia que realizó Oriol Pujol, hijo del ex Molt Honorable, de que el IRL "subvenciona la enseñanza de catalán en universidades situadas en el extranjero", mientras "el Govern deniega ayudas a los talleres de lengua de 28 centros concertados (unos 300 alumnos)". Esto es, utilización política de la cuestión lingüística.

Otro ejemplo lo tuvimos en la campaña electoral de 2008, que incluía elecciones generales en toda España y autonómicas en Andalucía. El PSOE andaluz incluyó en el programa electoral una enmienda para promover que los andaluces pudieran estudiar catalán, gallego y euskera "para facilitar su movilidad laboral". Una buena idea que, sin embargo, no tardó en recibir la airada, retrógrada y descerebrada respuesta de Mariano Rajoy y Javier Arenas (presidentes nacional y andaluz del PP, respectivamente), así como de un no menos alucinante editorial breve del diario El Mundo, que, al igual que los dirigentes populares, personalizó sus críticas en el candidato a la presidencia de la Junta, Manuel Chaves, como si el programa electoral lo elaborase una sola persona. Rajoy calificó de "pesadilla" y Arenas de "inconcebible" la propuesta de enseñar las tres lenguas cooficiales. El periódico dirigido por Pedro J. Ramírez, a la hora de titular la información y escribir el editorial, se olvidó del vasco y el gallego y centró sus iras en la enseñanza del catalán (imagen). Dichosa catalanofobia. PSC, CiU y ERC elogiaron la idea, o sea que al parecer no les importa que el catalán se estudie en otras partes del estado. Bien que me alegro.
La promesa de Chaves, que ganó las elecciones pero ya no preside la Junta, parece haber quedado en el limbo, al menos en la EOI de Málaga, que sigue sin ofertar catalán. Lo chocante es que una semana más tarde Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, quien sabe si por llevar la contraria a Rajoy, anunció en un acto en Lleida la creación de un colegio público catalán en Madrid, que llevaría el nombre de Josep Tarradellas, si se inscribían suficientes alumnos. Hasta encontraron una ubicación, pero el proyecto no se culminó por la escasez de solicitudes. Cerrazón de los padres en este caso, que no vieron la oportunidad que tenían delante. Eso sí, ha cumplido la promesa a medias: este verano le puso el nombre del fundador de ERC a un nuevo colegio de infantil y primaria, y a otro centro le puso el del valenciano Ausiàs March.

Tercer supuesto. Los que hacen lo que sea con tal de evitar el catalán, que son los políticos valencianos del PP. De la noticia de ABC sobre la recriminación a Bargalló, rescato lo dicho por el diputado del PP Rafael López, que instó a Bargalló a mejorar las relaciones del IRL con el Instituto Cervantes, así como a enfocar su colaboración con la Generalitat valenciana de forma "no imperialista". Traducido, le echa a la Generalitat catalana la culpa de una mala colaboración con la valenciana. Según El Mundo, López reclamó a Bargalló que priorizara "el proyecto cultural sobre sus ideas políticas", a la vez que le recriminó su "actitud soberanista y patriótica" al promover una cultura catalana determinada al margen de la lengua.

Para conocer la versión de Bargalló, de sus declaraciones a La Vanguardia en enero de este año podemos y debemos extraer este párrafo:
"El IRL y el gobierno valenciano perpetúan su relación díscola
La negativa del gobierno popular de la Generalitat valenciana de incorporarse al IRL ha sido interpretada por Bargalló como el "resultado de los años de la transición" donde "todos hemos cometido errores" que ha conducido hacia la situación actual. El filólogo ha explicado que no pondrá al gobierno valenciano en la tesitura de tener que "decir no" y ha asegurado que personas "relevantes populares" con las que no ha mantenido conversaciones nunca le han dado a entender que no existiera ninguna posibilidad de crear un espacio lingüístico común que agrupe los Países Catalanes (sic)".

Añadamos el hecho de que se haya pospuesto la interpretación de la ópera "Roger de Flor" de Ruperto Chapí, prevista para el próximo día 8 de octubre en el concierto del Día de la Comunitat Valenciana, tras la polémica creada después de que miembros del coro denunciaran que se les había pedido que cambiaran las alusiones al pueblo catalán que aparecen en la obra por las expresiones "valenciano" o "aragonés", es decir, que se había censurado la obra para borrar cualquier alusión a Cataluña o los catalanes.

El empeño en separar catalán de valenciano llegó al extremo de restringir la recepción de la señal de TV3 en la Comunidad Valenciana (se denunció que en Baleares también se "oscureció" a veces la señal en la etapa de gobierno del popular Jaume Matas). Precisamente el Consell de la Generalitat valenciana ha remitido este viernes un requerimiento a Acció Cultural del País Valencià (ACPV) mediante el que se le insta al cese, en un plazo de diez días hábiles, de las emisiones "ilegales" de TV3 en Valencia y su área metropolitana a través del repetidor situado en Calicanto (Chiva). ¿A qué viene esa manía de no querer que TV3 se vea en Valencia?

Y por último el discurso institucional del presidente valenciano, Francisco Camps, en el Día de la Comunitat, el 9 de octubre. Lo poco que los medios ofrecieron me sonrojó. Estaba bien claro, escuchándole, que leía el texto, pero errando en buena parte de las entonaciones y acentos. Podría jurar que buena parte de lo que leyó lo pronunció, no como se ha de decir, sino como estaba escrito, o sea que igual no sabe valenciano pero lo usa para seguir su política de que valenciano y catalán son distintos. Voy yo y seguro que lo leo con menos fallos. La Sexta y Cuatro han emitido estos días cortes de la televisión valenciana, Canal 9, para ilustrar que en sus informativos no se habla del "caso Gürtel", y escuchando a presentadoras y reporteras, hablando de temas como las recientes lluvias o la subida de precios del limón, la naranja y el ketchup (no es broma), también me dio la impresión de que no dominan lo que llaman valenciano y la utilización es artificial, torticera y encaminada a marcar las diferencias con el catalán.

¡Ah! Lo olvidaba. Una experta de la Universidad de Georgetown -que es prestigiosa aunque haya tenido a Aznar de conferenciante- asegura que el lenguaje empleado por Cristóbal Colón en sus cartas vendría a sostener la tesis de que era un súbdito de la antigua Corona de Aragón, es decir, catalán. ¡El mayor mito de la Historia de España, catalán! Vaya golpe para algunos si se acaba imponiendo esta posibilidad. Noticia que he leído en Público y en El País. Otro libro, escrito hace un año por un profesor estadounidense, y que ahora se editará en Cataluña con una tirada inicial de 2.000 ejemplares, abunda en la misma teoría.

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