Garoña que Garoña

Voy a hablar del posible cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña. Antes de suministrar enlaces, versiones y demás, voy a dar mi opinión sobre lo que me parece la postura del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en todo este asunto.

Se está metiendo en un jardín de mucho cuidado por tratar de quedar bien con todo el mundo, lo cual, si presides un Gobierno de un país, muchas veces no es posible. Ya debería saberlo tras cinco años en el cargo, pero parece que las cosas le entran por una ceja y le salen por la otra (sí, he pensado que siendo su rasgo de identidad, era mejor usar las cejas que las orejas). Es por este mismo motivo de no querer mojarse por lo que aún están pendientes el plan de rescate de las cajas, los acuerdos de financiación con las autonomías -sobre todo Cataluña, algo que parece haber pagado el 7-J perdiendo 200.000 votos- o el pacto con los sindicatos y empresarios. Y así es imposible gobernar, porque te invade la parálisis.

En el caso de Garoña, esto no se puede reducir a algo tan simple como dejarla abierta o cerrada por cumplir una promesa electoral. La política energética de un país, en este caso España, con alta dependencia del exterior, es una cuestión de estado que sobrepasa la capacidad de actuación del actual gobierno o del que venga, ya que debe gestionarse con amplitud de miras, con consenso y un amplio acuerdo, y a largo plazo para que no le afecten cambios de color en el despacho de La Moncloa. Por eso no se puede ni se debe dejar que algo así dependa de una promesa electoral. Debe ser que como ha roto muchas quiere cumplir alguna.

Centrar las miras sólo en Garoña impide que se genere un abierto debate público sobre el tema de la energía, pendiente desde hace mucho tiempo en nuestro país y que nadie se ha decidido a abordar firmemente. Implica una alarmante cortedad de miras en Zapatero, en el Gobierno y en el PSOE, e indica que carecen de una idea clara, de un programa, de una línea de actuación en la materia. La decisión sobre Garoña no la va a tomar el Consejo de Ministros, como se ha dicho -el ministro Sebastián aboga por alargar la vida útil-. La va a tomar personalmente Zapatero, del cual dudo que tenga suficientes conocimientos sobre las implicaciones de su decisión ni si cuenta con suficientes elementos de juicio. Parece un hombre instalado en un trono insonorizado a varios metros de altura al que nadie se atreve a rechistar.

Si realmente vas a cerrar Garoña tienes que tener un plan nacional de la Energía (con mayúsculas), o un proyecto marco, que diga claramente si optas o no por la energía nuclear, y, en caso negativo, es decir, que decides no hacer centrales nuevas e ir cerrando las que hay cuando cumplan su vida útil, has de decir con qué piensas sustituir la energía que se deja de producir con el cierre de la central (entre un 1% y un 2% en el caso de Garoña, nada que justificara un aumento de las tarifas eléctricas), empezar a construir la infraestructura de esa fuente de energía sustitutiva y recolocar a los trabajadores de la central, que suministra muchos puestos de trabajo directos e indirectos. Bueno, pues parece que el Gobierno de España no tiene previsto nada de todo eso.

Así que Zapatero decidirá cerrar la central, o ahora, lo que sería un grave error, porque a ver qué haces con los empleados, que ya están con la mosca tras la oreja -el Gobierno que dice defender a los trabajadores puede dejar a unas mil personas en la calle-, o bien dejar que llegue a los 40 años de vida útil y cerrarla en 2011, para lo cual ya puede ir pensando donde colocar una central de generación de energía renovable de aquí a esa fecha para compensar. Los modelos de energía limpia los dejaba muy claros un reciente reportaje de Soitu, que mencionaba seis ejemplos: eólica, eólica marina, fotovoltaica, solar termoeléctrica de concentración, geotérmica y mareomotriz.

Pero Zapatero no es un hombre de estado, no busca una política de estado, y tiene una visión a corto plazo de las cosas, y por visión a corto plazo entendamos elecciones. De ahí lo de cumplir una promesa electoral. Lo único que mueve a Zapatero a cerrar Garoña es el cálculo del número de votos que puede ganar o perder en el caso de dejar abierta la central los diez años que recomienda el Consejo de Seguridad Nuclear. Quienes crean que al presidente del Gobierno le mueve una verdadera "política verde" es tiempo de que salgan del error, por mucha batería de medidas en ese sentido que aprobara recientemente el Consejo de Ministros.

Opiniones a favor y en contra del cierre en La Ventana (clip de audio).

Zapatero, el martes en el Senado, se mostró muy ambiguo sobre si cumpliría su promesa -"procurará mantenerla", dice- sobre el cierre progresivo de centrales nucleares a preguntas de Pío García Escudero (PP) y no ha tenido más remedio que ser más explícito este miércoles en el Congreso interpelado por Joan Herrera (IU-ICV), uno de los apoyos claves para la estabilidad parlamentaria. Pero, aparte de ese cierre, ¿tiene un modelo? Yo creo que no. Greenpeace denuncia que el informe ha omitido datos sobre incidentes ocurridos en la central. El alcalde de Trespaderne, uno de los pocos socialistas en la comarca burgalesa de la central, anunció que se saldrá del partido si el Gobierno cierra la nuclear.

También en materia medioambiental, Shell ha evitado ir a juicio por sus abusos en Nigeria pagando unos once millones de euros. El conflicto acabó con la ejecución de nueve personas en 1995, entre ellas el poeta y activista Ken Saro-Wiva. Es triste que casi se vaya de rositas pero algo es algo y pienso que admite su culpabilidad, porque si no, no pagaría nada. La petrolera defiende que no tuvo nada que ver con aquellas muertes.

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