Resaca mundialista

El calificativo de histórico es perfectamente apropiado esta vez. Tras años de sinsabores, en mi caso desde que tengo uso de razón, como todos los españoles en realidad, España ha ganado por primera vez, y esperemos que no sea la última, la competición por selecciones más importante del deporte más seguido en el mundo. Ello también concede al país ganador una tremenda visibilidad internacional. Y, tras ver la final, es bastante probable que mucha gente en todo el mundo coja simpatía por la Selección Nacional de España, aparte de por el buen juego por las circunstancias adversas que hubo de enfrentar, incluyendo las entradas criminales de los holandeses (lo de Países Bajos será por el juego subterráneo) y por el pésimo arbitraje, del que para mi sorpresa se quejan los más beneficiados, ya que debieron acabar con nueve el primer tiempo. A la gente que no le gusta el fútbol decirle que vale, que nosotros no ganamos nada y que por qué nos alegramos. Pues porque a algo te tienes que aficionar en esta vida. Hay que demostrar que estás vivo, que tienes sangre en las venas. O proyectar en otros, en este caso en los magníficos deportistas españoles, esas ansias de éxito individual o colectivo que los demás jamás disfrutaremos, por ser unos absolutos negados para la práctica deportiva, al menos en mi caso. Cuando ganan ellos, también ganamos los demás, así que nos identificamos con sus éxitos. Y les animamos para que los consigan. Digno de estudio sociológico o no, es una realidad palmaria y lo llevamos comprobando con la jubilosa reacción de la gente desde el domingo por la noche.

Eso sí, sólo se ganó un partido por más de un gol de diferencia, ante Honduras. Desde octavos, todas las victorias por 0-1 y con goles logrados a partir del segundo tiempo. ¿Demasiado juego de elaboración en perjuicio de un mayor porcentaje de remates? Es posible. Por suerte España demostró más oficio que nunca, salvo en partes de la final apenas se descompuso frente a la presión del rival y, a pesar de la exigua ventaja, en ninguno de los casos pareció que la victoria fuera a correr peligro, puesto que tras ponerse por delante España siempre encontraba los resortes para controlar el juego y anular los intentos de los contrarios. En otros tiempos esta efectividad, tradicionalmente asignada a Italia, para controlar tanto el "tempo" del partido como un marcador a favor, hubiera sido impensable e inimaginable verla en el combinado español. Vamos, que éramos tan blandos y miedicas que nos hubiera sido casi imposible mantener el marcador a favor. Por suerte, esto era antes. Nuestros jugadores carecen de los complejos del pasado y no parecen tenerle miedo a nada. Quizá ganar la Eurocopa funcionó a modo de bálsamo. Eso sí, más de un aficionado habrá estado al borde del infarto. Tampoco hubiera pasado nada si ganáis algún partido por más de un gol, digo yo...

El Alemania-España de semifinales fue, como muchos apuntaban, la final anticipada de la que saldría el campeón. En la final, Holanda no se dedicó a jugar al fútbol, sino a no dejar jugar a España, recurriendo a lo peor del antifútbol. Sobre todo, muchas patadas que el colegiado inglés consintió con una vara de medir absolutamente indignante. Holanda traicionó su ideario, el de los demás partidos que había hecho, y sobre todo su identidad histórica. Ejemplar resulta en este sentido el artículo que ha escrito Johan Cruyff para El Periódico, donde se desmarca por completo del "estilo de juego" practicado por sus compatriotas, que, si nos atenemos a los hechos, cada vez lo son menos. Tan es así que yo llegué a postear en redes sociales si aquello era Holanda o el Inter de Milán. Tan tonto no debo ser porque a Cruyff le preguntaron eso mismo. El mítico 14 admite que Holanda debió quedarse con nueve.

España se ha encontrado con el mismo obstáculo en todos los partidos del Mundial: todos los equipos contra los que ha jugado, salvo un poco Alemania, jugaron a encerrarse atrás, presionar a los medios de España para impedirles desarrollar su juego de elaboración y tratar de aprovechar algún error (como pasó con los goles de Suiza y Chile) o salir al contragolpe, como intentaron alemanes y neerlandeses. Holanda traicionó su estilo por completo. Alemania cambió también su esquema y no jugó en función del rival ningún encuentro del Mundial salvo el que le enfrentaba a España. Portugal tuvo un problema añadido: el seleccionador luso, Carlos Queiroz, con los continuos cambios de posición a que sometió a su estrella, Cristiano Ronaldo, consiguió desquiciarle. No fueron los españoles los que anularon a CR9. Fue su propio técnico. Alemania apunta como futuro campeón de algo si sigue por este camino. Por ejemplo, apenas pudimos ver unos minutos a un chico del que hablan maravillas, Marko Marin. Quizá si se retira Klose...

Grandes decepciones del campeonato. Brasil. Juega a tener seis tipos por detrás de la pelota, incluidos dos medios de contención, y a dejar libres a los cuatro de arriba. No confundamos al doble pivote de los brasileños con el de España. Busquets y Xabi Alonso no solo roban y recuperan, sino que además pasan, distribuyen. Y son punta de lanza. Que el mejor de Brasil haya sido el lateral derecho da que pensar. Además bastantes jugadores talentosos de este país se quedaron fuera de la lista. Por ejemplo Pato, Diego, Neymar o Marcelo. Mucha gente le tenía miedo a Holanda porque fue capaz de eliminar a Brasil. Quizá es que no vieron el partido. Los brasileños dominaban cuando Holanda empata merced a un clamoroso error defensivo de Felipe Melo y el portero del Inter, Julio César. A partir de ahí el partido se volvió loco y los holandeses vieron más huecos y se encontraron en su salsa. Melo (Malo) dejó a los suyos con diez. No es que Holanda fuera muy buena, es que hemos visto a la peor Brasil en mucho tiempo.

No diré demasiado de Francia e Italia. Dos asilos de viejas glorias mezcladas con jugadores que no dan la talla. Ambos equipos necesitan una renovación urgente. El agravante de Francia es el polvorín interno que hemos contemplado. Para los galos debe haber sido una tragedia. Visto desde fuera la desgracia de "les bleus" me ha despertado sonoras carcajadas. En cuanto a Italia, oh sorpresa, andan diciendo que quieren parecerse a España. Vale, busquen un Cesc, un Iniesta y un Xavi, y luego me cuentan. Francia dejó fuera a Nasri y Benzema, hubieran aportado algo. En la "squadra azurra", gente como Totti, Cassano o Toni era prescindible por edad, de hecho se quedaron fuera. Lo malo es que sus reemplazos no les llegan a la altura de la suela.

¿Inglaterra? Hombre, se lleva estrellando tanto tiempo que no es novedad. Se creían que iban a mejorar algo con Capello en el banquillo, pero ni por esas. Si juntas unos jugadores horribles con el planteamiento tipo del técnico italiano... Vale, si llegan a dar por válido el gol fantasma de Lampard se ponen 2-2 con Alemania, pero es que estuvieron a punto de quedarse fuera en la fase de grupos. Se clasificaron en el tercer partido, tras dos primeros encuentros lastimosos. Su rendimiento había estado muy por encima del nivel de juego real, de modo que Alemania creo que les hubiera ganado igual. Empecemos por decir que no tienen portero, y eso ya es un handicap enorme. Qué raro que aún no hayan nacionalizado a Almunia. Su defensa era de chiste. El doble pivote Lampard-Gerrard era un despropósito porque ambos son "dieces", no "cincos" ni "seises". No son mediocentros de verdad y por tanto no pueden construir juego. Por ejemplo, Gerrard funciona en el Liverpool por la existencia de un centrocampista recuperador que le cubre las espaldas, antes Xabi Alonso y hasta la fecha Mascherano. Al margen del espectacular fracaso de Rooney (como los de Cristiano, Cannavaro o Ribéry, todos en el anuncio de Nike para la Copa del Mundo). Dicho lo cual, el equipo (España) ha llegado más lejos que todos aquellos equipos que presumían de contar con una rutilante estrella individual. Lo mismo que Alemania, puesto que por encima de un solo jugador, destacaron varios: Müller, Özil, Podolski, Janssen, Khedira, Schweinsteiger...

Junto al de CR9, creo que hay pocas dudas en afirmar que el otro gran fracaso individual en este Mundial de Sudáfrica es el de Marado... Digooo... El de Messi. Vale, venga, el de Maradona. ¿Qué culpa tiene Messi si en el Barcelona tiene a Iniesta y en la selección a... ¿A? ¿Ummm...? Esto...

Vale, Maradona es un inútil como seleccionador, o sea, como escogedor de jugadores. Como entrenador también demostró su nulidad. Tenía un estúpido esquema basado en un único mediocentro (Mascherano) que se le vino abajo cuando se encontró con un equipo que tiene de cuatro a cinco centrocampistas y donde encima los delanteros bajan a ayudar: Alemania. Un equipo además con gente rapidísima, lo que sobre todo pagó Heinze. Se dejó a Samuel en el banquillo. No es una bala, pero si viene de ser campeón de Europa con el Inter es por algo. Como dije, un único mediocentro, Mascherano. La única vez que Maradona tuvo que demostrar si sabía afrontar una situación adversa, contra los alemanes, falló. Planeó los cambios para cuando ya iba perdiendo por dos a cero. Tarde y mal. Verón es veterano pero por eso mismo suple lentitud con colocación. Pues en el banquillo. Pastore demostró cosas buenas pero lo usó muy poco. También infrautilizó a Agüero y Milito. Contra Alemania pretendió finalmente que Tévez hiciera de centrocampista. Imposible. Y ello sin olvidar que en el partido de octavos México dominaba hasta que se da por válido el gol de Tévez en fuera de juego, que abría el marcador. Ante los aztecas, Argentina logró una victoria engañosa y más abultada de lo merecido. De ahí que se creyeran mejores de lo que eran y se llevaran semejante batacazo en cuartos. Aparte de eso, se dejaron muchos jugadores válidos fuera, sobre todo me acuerdo de Gago, Banega y Cambiasso. Porque si algo le faltó a Argentina fueron centrocampistas. Enfrentarse a Alemania con un único mediocampista nato puede calificarse de auténtico suicidio deportivo. Maradona ha pagado cara su insolencia de menospreciar, antes y durante el campeonato, a otros equipos como España o Alemania. En cambio, las semifinales las han protagonizado entrenadores de perfil bajo. Sobre todo hay que destacar la parsimonia de Del Bosque y la caballerosidad de Joachim Löw.

Por lo demás creo que no hay más estrellados de postín. La mayor sorpresa positiva ha sido Uruguay. En la fase de clasificación sudamericana para la cita mundialista quedó en quinto lugar, tras Paraguay (que ante España demostró por qué quedó primera), Brasil, Argentina y Chile, y al final ha quedado mejor que todos ellos, con dos luceros como Diego Forlán y Luis Suárez (el Ajax se le ha quedado pequeño). De los demás me gustaron Fucile y el "Ruso" Pérez.

España es Campeona del Mundo de Fútbol, en definitiva. Para los próximos cuatro años. Y que ya no hay quien nos lo quite: siempre estará ahí. Hay que alegrarse y pregonarlo a los cuatro vientos, hasta que se te llene la boca al decirlo. Porque tienes que repetirlo para creerlo. Y recordar todo. Por si no pasa más. No es que no haya posibilidades, pero, como el futuro lo desconocemos... En todo caso los jugadores de España han conseguido que la gesta resulte inolvidable. Felicidades y gracias por hacernos disfrutar como nunca. Da igual que no se gane otra, ya podemos decir que hemos ganado una. Esta vieja tierra necesitaba esta alegría, aunque no nos dé de comer. Y unos cuantos ya nos podemos morir. Total, desde el domingo ya estamos en el cielo.

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