Euskadi y Kosovo: nada que ver

Craso error el que ha cometido el gobierno vasco apresurándose a establecer paralelismos entre la situación de Euskadi y la que ha dado como resultado la autoproclmada independencia de la república de Kosovo en la antigua Yugoslavia.

Es una fantasía delirante la planteada desde Vitoria. Lo ocurrido en Kosovo es el último episodio (de momento) de uno de los grandes fracasos históricos de Europa, y en este caso de la Unión Europea y su diplomacia. La independencia de ningún país vale un solo muerto, y aquí tenemos que hablar de miles, y de una limpieza étnica a causa de una sangrienta represión. Una tragedia. cualquier parecido con Euskadi es pura ficción. En el caso balcánico, el represor fue el estado yugoslavo sobre la minoría albanesa. Si nos trasladamos a España, el causante de los muertos no es el "represor estado español", como ellos lo llaman, sino los supuestos "reprimidos", de la mano y las pistolas de ETA, causante de más de 850 muertos.

¿Y por qué nadie habla del Kurdistán? No interesa. Allí hay petróleo, materias primas e intereses estratégicos. En Kosovo, proyecto de estado caracterizado por su enorme pobreza, "sólo" una pequeña pelea entre Rusia y EEUU a cuenta de sus respectivas influencias en la zona. Los catalanes, que son bastante más listos, no han dicho esta boca es mía. Saben que ese no es (o no sería) el camino. Aquí no hay ni genocidio, ni invasión, ni conflicto étnico.

Kosovo es un pequeño enclave, de apenas dos millones de personas, sometido por un estado represor y que ha decidido unilateralmente proclamar su independencia. Y lo ha hecho con sus banderas y las banderas de Estados Unidos, que no son precisamente ejemplo de libertad ahora mismo. Las contraponen al apoyo que Rusia presta a Belgrado. No quieren seguir con quienes han ejercido contra ellos una terrible opresión. Eso sería lo único que legitime la aspiración kosovar. Alejarse del maltratador. Ahora en Belgrado se podrán quejar, pero ellos son los que no han querido dialogar ni esforzarse por la integración por parte del fuerte con el débil. La fuerza bruta era lo único que sostenía la unidad de la antigua Yugoslavia.

Necesitarán una gran ayuda internacional. No tienen medios de subsistencia. No tienen instituciones. No tienen funcionarios. No se sostienen económicamente. No tienen recursos. No saben adónde van. Es sólo que no quieren estar con Yugoslavia. En un futuro los serbios de Kosovo pueden querer su propio estado (un 8 por ciento). También los serbios de Bosnia. En Kosovo la mayoría es de religión musulmana. Confluyen católicos y ortodoxos. En Euskadi no hay diferencias ni étnicas ni religiosas con el resto de España.

Se trata de una independencia tutelada. Que va a ser observada y vigilada durante muchos años por centenares de funcionarios europeos y muchas fuerzas armadas de intervención, que en parte vamos a tener que sufragar. Los soldados no serán serbios, claro está. Pero se va a producir la paradoja de que un país autodeterminado no va a poder ser autoadministrado. O sea, que viva la libertad pero serán otros quienes la administren. Nada que ver por tanto con una presumible autodeterminación vasca. Añadamos que las mafias albanesas van a hacer su agosto en el nuevo territorio.

Kosovo es una independencia instrumentalizada. Kosovo es "una patada a Putin en el culo de unos gobernantes serbios que nunca han sabido gestionar democráticamente a sus antiguos vecinos" (Joan Barril, El Periódico, 18-02). Kosovo es el centro histórico de la creación de Serbia. Es una creación artificial, no ha sido independiente antes y no tiene capacidad económica, vive de la ayuda internacional. Es una muestra del fracaso de la comunidad internacional, que ahora intenta hacer penitencia. Un aislamiento por motivos étnicos. ¿Es viable este supuesto Estado que, en realidad, no pasa de protectorado? Es un territorio ficticio que no sabemos qué es porque no ha seguido ninguna de las premisas establecidas, y no hay que olvidar que es el resultado de una guerra. Por las bravas y como resultado inevitable de ese proceso. Política de hechos consumados.

No es un modelo que guste ni que deba servir de referencia. El gobierno vasco se equivoca. Y además, lo dicho, no parece que éste vaya a ser el último episodio. "Nacer no es cosa nuestra. Pero el lugar del nacimiento condicionará nuestra muerte. En las guerras la gente muere por no haber nacido en el mismo país que los que matan (Joan Barril, op. cit.)".