Hoy hablaremos de Cataluña

O Catalunya, que también es oficialmente válido.

Leyendo, viendo o escuchando lo que desde los medios de comunicación radicados en Madrid (que muchas veces olvidan que llegan a toda España) dicen de Cataluña, uno puede llegar a varios puntos de partida. Piensas que las cosas terribles que se publican parten de gente que nunca ha estado en Cataluña, o bien que ha estado pero por lo que sea ha tenido una mala experiencia, o que ve cómo se comportan determinados catalanes con mucha presencia mediática y llega a la errónea solución de generalizar. En todo caso, si uno quiere hacerse una idea de este territorio sin que pesen demasiado estas influencias mediáticas que podemos llamar "mesetarias", puede hacer varias cosas.

Una opción para indagar en la idiosincrasia catalana es consultar medios de información catalanes. Yo suelo entrar en las versiones digitales de El Periódico y La Vanguardia. Ah, y se aprecia alguna diferencia con los periódicos que se escriben desde Madrid, y que por cierto parecen hechos para dirigirse y llegar a determinado tipo de público, proclive a creer las mayores maldades acerca de los catalanes (y/o los vascos). Mientras a muchos articulistas de medios madrileños se les nota crispados y alterados, algo que también se aprecia en los textos informativos de índole política, en los catalanes se aprecia más serenidad y, por qué no decirlo, más seriedad, menos alharacas y aspavientos.

Noto a los diarios catalanes, eso sí, algo introspectivos, muy volcados hacia sí mismos y las preocupaciones propias. El hecho de que sean cabeceras regionales (aunque La Vanguardia es de tirada nacional) puede justificar esta circunstancia. Cataluña habla de panellets, de castañas, de pa amb tomàquet (aquí llamada "catalana", claro), de hockey hierba, de castellers... Hablan de ellos mismos muchas veces, como el diario Sur de Málaga habla de verdiales, de pasas, de sopas perotas, de flamenco o de, y ahí coincide con los catalanes, las muchas obras pendientes. Dicen que Cataluña se lamenta por su déficit de infraestructuras. Málaga también lo padece. Hoy mismo nos desayunamos con el enésimo capítulo de la intransigencia del Ministerio de Fomento, que quiere cobrar por la superficie de los terrenos por donde ahora transita, soterrada, la vía férrea, y por donde debería haber ya un bulevar, y sólo hay un solar inhóspito. En Cataluña se preguntan, por ejemplo, para cuándo la conexión por AVE con Francia. Y más cosas. Cataluña tiene, a mi modo de ver, dos opciones: o seguir llorando y resignarse, o pelear. Mucho tendrá que decir el próximo presidente de la Generalitat al respecto, que se espera sea Artur Mas, que en realidad ha ganado dos veces pero no ha podido gobernar.

Esas reclamaciones de Cataluña, en materia de infraestructuras, o de impuestos que revierten o no al territorio, las plumas afiladas de Madrid le otorgan la definición de "victimismo". Plumas a las que desde algunos ámbitos catalanes se les llama "la caverna mediática". Es un término acertado en bastantes ocasiones. Por desgracia lo emplea el ex presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, hasta cuando las críticas que se le hacen son fundadas, o para escudarse ante las revelaciones sobre su gestión al frente de dicho club. No creo que Laporta pueda apelar a la "caverna" ante el texto de ayer en La Vanguardia acerca de que la auditora Deloitte le advirtió de que iba a incluir incertidumbres en su informe, por ejemplo.

Hoy leo a través de Twitter que una encuesta de un sitio web llamado Electoralia le otorga el 23% de intención de voto al partido con el que Joan Laporta se presenta a las elecciones autonómicas catalanas. ¿Se lo imaginan de presidente de la Generalitat? Sería blanco perfecto (je) de los ataques de la referida caverna.

La mención a Laporta me lleva a hablar de la prensa deportiva. No sé en este caso cuál de las dos es peor o menos profesional o más sensacionalista o más victimista, si la de Madrid o la de Barcelona. Lo que está claro es que este tipo de prensa, al que en muchas ocasiones es complicado llamarle periodismo, muchas veces ha saltado la valla del mero deporte para caer en el charco de la política, por ejemplo al referirse al tema de las selecciones deportivas nacionales. Y en esos casos es mejor coger ese montón de papel (las cuatro cabeceras, no se salva ninguna) y usarlo para no pisar lo fregado.

Otra opción para comprender mejor a este territorio y sus habitantes, dejando atrás la referencia mediática, es haber viajado alguna vez a Cataluña. Allí uno puede tratar de comprender e integrarse, o bien cerrarse en banda, en cuyo caso el inconsciente generará la sensación de que ha sido maltratado cuando ha estado allí, cuando la realidad es que es uno mismo quien ha buscado ese cerramiento. De hecho, sé de dos personas aquí en Benalmádena que, hace ya tiempo, estuvieron, una, viviendo y trabajando en Cataluña, y otra que, al menos, sé que estuvo allí, no sé para qué ni por cuanto tiempo. Pues estas dos personas me trasladaron una opinión muy negativa acerca de los catalanes, y diciendo que básicamente son unos egoístas. Creo, insisto, que esta impresión respondía a una mala experiencia (mala suerte) en un caso, y a un cerramiento y a un no querer ampliar la visión, en el otro. Yo he ido dos veces a Cataluña y en ambos casos puedo hacer un balance positivo. Siempre hay algún claroscuro, pero si te quedas sólo con lo malo, no puedes viajar a ninguna parte. Es evidente que haber estado en Barcelona unos días o un rato en Hospitalet o Sabadell , como es mi caso (en 2010 y 2006), puede no ser una vara de medir muy efectiva, así que tendré que ir a más sitios.

La tercera vía consistiría en conocer catalanes. Yo conozco varios. Más bien varias. En persona, y por las procelosas aguas de la red de redes (cursi quedó), aunque con la esperanza de un encuentro en carne y hueso. Citaré dos mujeres jóvenes. Una de ellas es una de mis mejores amigas, o esa es al menos la consideración que le tengo. La otra es una versátil comunicadora muy conocida en el ámbito de Internet y las redes sociales en España. Y que cada día es capaz de sorprenderte, lo cual no es nada fácil.

Si muchos españoles están hartos de los políticos de ámbito nacional (una gran mayoría no quiere de presidente ni a Zapatero ni a Rajoy), es fácil deducir que los catalanes también deben estar hasta el gorro de muchos de sus representantes. Alguno de ellos contribuye a trasladar, queriendo o sin querer, o bien porque su discurso es manipulado cuando llega a Madrid, esa mala imagen que bastantes quieren trasladar acerca de Cataluña. Lo que contrarresta los esfuerzos que otros políticos catalanes, básicamente sus representantes en el Congreso de los Diputados, tratan de hacer para exactamente lo contrario. Algunos políticos catalanes parece que en vez de mirar por los intereses de su gente, lo han hecho por el de ellos mismos. Y con su actitud han propiciado, como lo han hecho los diputados y senadores, como lo ha hecho en realidad toda la clase política española, un progresivo e imparable alejamiento de la ciudadanía. Si el tripartido ha hecho cosas buenas, por ejemplo, éstas no parecen haber calado en el electorado.

Y luego tenemos el problema añadido de que cuando un político catalán se pasa de la raya, aunque sea mínimamente, ahí están los medios "mesetarios" para reflejarlo y, sobre todo, amplificarlo. Yo veo dos categorías. En un lado están los Joaquim Molins, Miquel Roca (reseñaré un texto suyo de ayer), Duran i Lleida, Joan Ridao o Joan Herrera, ecuánimes y ante todo constructivos; y en otro veo a los Carod Rovira o Joan Tardà, que, aun teniendo su cuota de razón en buena parte de lo que dicen, les pierden las formas, y eso los de siempre lo han aprovechado en su momento sacándole toda la punta. A otros como Montilla o Artur Mas no puedo clasificarlos, mientras que a Joan Puigcercós le colocaría en una escala intermedia.

Precisamente Puigcercós fue objeto de una entrevista en profundidad este lunes día 1 en el diario El Mundo, por parte de varios periodistas. Bien, de hecho la conversación se produjo el jueves y se publicó este lunes, y se le dedican tres páginas, de la 8 a la 10. Algunas de las preguntas e interpelaciones son un claro ejemplo de esa "caverna mediática". Y de ignorancia también. Pero de los periodistas y de Puigcercós, ojo.

Transcribo directamente:

"Iñaki Gil: Imagínese que mañana Cataluña ya tiene selección nacional de fútbol. ¿En qué selección tendría que jugar Iniesta?

Joan Puigcercós: En la que quisiera él".

Andrés Iniesta es nacido en Fuentealbilla, Albacete, Castilla-La Mancha...

Sobre la emisión de bonos "patrióticos" lanzada por la Generalitat. Este apartado lo titulan con una frase suya: "Prefiero que el interés [al que se ha colocado la emisión] sea para los catalanes". La respuesta íntegra recogida es: "Prefiero que sea la gente de Cataluña o quien quiera que compre los bonos y se beneficie del interés que no la banca extranjera. El interés que se quede en Cataluña, si puede ser". Ojo, que puede pasar desapercibida la parte donde dice "o quien quiera". De hecho, aparte de que hay catalanes viviendo fuera de su región natal, los bonos se pueden adquirir en cantidades menores en entidades como Banco Pastor, Unicaja, Caja Granada o Caja Murcia. Vamos, que yo mismo podría comprarlos. En el mismo medio digital, Gurusblog, con dos autores diferentes, he encontrado dos textos antagónicos: uno que dice dónde y cómo comprar los bonos y otro que da 13 motivos para no adquirirlos.

Con todo, lo que más me llama la atención de la entrevista a Puigcercós es un destacado dedicado de forma exclusiva a la cuestión lingüística. No se dejan ningún tópico. Hay un poco de cabezonería en las respuestas del entrevistado, pero sobre todo se destila mucha mala idea por parte de los entrevistadores. Escaneado:

Precisamente, de la lengua hablaba ayer Miquel Roca en su espacio de opinión en el diario La Vanguardia: "Hablar de discriminación lingüística en Catalunya es rentable electoralmente en el resto de España. Hacer de un problema inexistente un problema mediático puede favorecer a no sé quién, pero perjudica la convivencia, divide y radicaliza".

Hoy mismo tenemos dos vertientes sobre esto: el Gobierno catalán quiere restar euforia "nacionalista católica" al hecho de que el Papa, en su visita a Barcelona, vaya a oficiar parte de la misa en catalán, mientras que el presidente del PP, Mariano Rajoy, lo considera un hecho extraordinario para el catalán. Vivir para ver.

También hoy miércoles, el diario El País creo que ha querido ser más catalanista que los catalanes, o sea, más papista que el Papa, y ponerse en un papel que quizá no le corresponde, al llevar a portada unas frases sacadas de un libro que el candidato del Partido Popular al Tribunal Constitucional (TC) vio publicado en 2006. El rotativo de Prisa destaca las frases "El dinero es el bálsamo racionalizador de Cataluña" y "La única ideología capaz de seguir produciendo pesadillas es el nacionalismo". O, ya en el artículo, que este magistrado tilde la política catalana de "onanismo". Vamos, que los catalanes se miran demasiado el ombligo. El País le ha llamado y aparte de defenderse indica que ha vivido ocho años en Cataluña. Digamos que ha dicho lo que yo, que parte de la sociedad catalana parece comportarse de forma introspectiva, que lo viven todo muy hacia dentro. Eso es bueno y es malo. Por lo visto, que lo haya dicho un candidato al TC a este periódico le parece mal. Y eso que el alto tribunal ya ha resuelto sobre el Estatut.

Es decir, si este hombre accede al cargo, lo más probable es que no tenga que tratar ninguna cuestión importante relacionada con Cataluña. Salvo la de los toros. ¿Problema? Quien ha recurrido la prohibición de las corridas de toros en Cataluña es el PP, sí, pero el PSOE no está ni mucho menos en contra de las corridas, sino a favor. La Junta de Andalucía otorga especial protección a esta práctica y la Diputación de Málaga aprobó ayer mismo con los votos a favor de PSOE y PP y la abstención de IU, una moción de los populares en la que el ente supramunicipal muestra su firme respaldo y compromiso en defensa de la "fiesta" de los toros y se insta a los poderes públicos autonómicos y nacionales a que impulsen las medidas legislativas oportunas para garantizar el derecho de todos los ciudadanos a acceder a la misma en todo el territorio nacional, en clara respuesta a la prohibición del Parlamento catalán.

Saquen ustedes sus conclusiones al gusto de cada uno. Habrá una segunda entrada sobre Cataluña, esta vez con vídeos o enlaces a los mismos.

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