Paro, sindicatos y dinero gratis

Ha salido la EPA. Tenemos más de cuatro millones de parados. ¿Por qué los sindicatos no sólo no se quejan, sino que atacan al gobernador del Banco de España por sugerir la reforma de la Seguridad Social? Tal vez sea por esto, que como está en porcentajes, tal vez se entienda mejor en cifras absolutas. Así cualquiera tiene la boca cerrada. Mi opinión es que el modelo español de sindicatos está anquilosado, y no realiza bien su supuesta función. Hace tiempo que deberían haber pedido un debate profundo para una reforma laboral (sin llegar a los extremos de despido libre que pide la CEOE, claro), y en vez de eso, cada vez que les nombran esa posibilidad sueltan los demonios.

Y ahora va Elena Salgado y, más porque le han dicho que lo haga, que porque se le haya ocurrido a ella, va a disparar el gasto público para, aparte del ya anunciado crédito de 3.000 millones del ICO, posibilitar que los ayuntamientos puedan endeudarse por un total de 11.000 millones de euros, para financiar su déficit de tesorería a 31 de diciembre de 2008, es decir, para pagar deudas con acreedores y proveedores. La medida llega tarde para muchas de estas pequeñas o medianas empresas, o autónomos, que a causa de los impagos ya han tenido que cerrar el negocio. El plazo de amortización de los préstamos será de seis años, con uno o dos de carencia. A cambio, tendrán que presentar un plan de saneamiento de sus cuentas ante el Ministerio de Hacienda.

Pues yo, que no tengo ni idea de economía, planteo unas desventajas de esta nueva suelta de dinero público, que sin duda Pedro Solbes tenía bloqueada, ahora va a resultar que el dinero crece en los árboles y podemos despilfarrar más pasta saltándonos lo que hemos aprobado en los Presupuestos. El plan de saneamiento está bien, pero espero que este decreto ley conlleve las medidas de control necesarias para asegurar que, en efecto, este dinero se destina al propósito de saldar deuda ya existente, y no por ejemplo a crear otra nueva. Que no sea una carta blanca para endeudarse más todavía o para destinar el dinero a otras cosas. Y aparte del plan de saneamiento, se me hace necesario un plan de austeridad y racionalidad, y de reducción del gasto. Los ayuntamientos tienen que dejar de ser pozos sin fondo. De nada vale que ahora se les dé este dinero si no corrigen decididamente sus conductas y su afán de despilfarro.

Tómese aquí un ejemplo de deuda relativamente alta, como es Benalmádena, con una deuda viva de 84,7 millones, y más de 70 millones de deuda con pymes y proveedores. Como es lógico, el alcalde se ha puesto loco de contento con la nueva inyección dineraria procedente del ICO, es de suponer que con la buena nueva conocida ayer sus saltos lleguen hasta el techo. Ahora bien, ¿usará el dinero para lo que debe o aprovechará para gastar más todavía? Algún pícaro habrá, estoy convencido. Es que estamos en España.

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