Cambiar para no cambiar

Todo el mundo ha analizado ya los cambios en el gabinete de Zapatero. No creo pues que yo vaya a aportar nada nuevo, salvo mi opinión, claro. Son cambios hechos para ganar peso mediático. Por ejemplo los de Rubalcaba, Jáuregui o Trinidad Jiménez. Para ganar visibilidad. Como ha dicho el propio Zapatero, para comunicar mejor la labor del Gobierno, porque, al parecer, la ciudadanía no ha entendido o que las reformas son necesarias o que son muy buenas. Ese no es el tema. Las reformas no necesitan transmitirse mejor porque las hemos entendido: un Gobierno con las siglas PSOE está llevando a cabo una política económica de corte neoliberal, cuando muchos analistas y políticos de izquierda han dejado muy claro, con datos en la mano, que había otra manera de hacer las cosas pero desde el PSOE o no han querido o no han sabido escuchar. Y sólo uno de los cambios, el del nuevo ministro de Trabajo, está enfocado al área económica. Por tanto no cambiará nada de lo importante: solamente aumentará la visibilidad mediática del Gobierno. Trataré de ser breve, yendo ministro por ministro e incluyendo a los cesados.

Rodríguez Zapatero: sólo podía pegar un salto hacia delante, hacia el precipicio. Tiempo habrá para ver cómo le sale la jugada, que de primeras ha dejado descolocado al PP, pero el problema mayor de España es el desempleo, y el nuevo ministro poco puede hacer si no varían las condiciones del mercado. Dependerá del nuevo presidente de la CEOE y de la situación económica, y esto último no cambiará porque sigue Salgado y porque la política económica la marca el propio presidente. Y en todo caso, Zapatero es un mentiroso: el domingo anterior había reiterado una vez más que sólo iba a relevar al ministro de Trabajo. ¿Podemos fiarnos de alguien que ha quedado retratado públicamente como un embustero?

Rubalcaba: el PP se remonta al pasado para criticarle. No hay que ir tan lejos: tras el guiño que Zapatero ha mandado a Batasuna sería un error apostar por el ministro del Interior como posible negociador, ya que lo fue en la última tregua y no le fue bien. Aparte de eso, yo critico a Rubalcaba por el SITEL (tema que los medios han olvidado), por su clara intransigencia, por el maltrato hacia las condiciones laborales de Policía Nacional y Guardia Civil, por no hacer nada con los centros de menores y las denuncias de las condiciones internas (política a consensuar con las autonomías), los menores inmigrantes y por las redadas (racistas e indiscriminadas) de identificación de inmigrantes donde de paso la Policía arresta a fotógrafos que tratan de documentarlas. No es ni mucho menos un estilo de político admisible en el siglo XXI. Se le ha puesto ahí para hacer de perro de presa del PP, o sea, para hacer oposición de la oposición, y no para gobernar. Y si tiene algo que ver con la supresión del voto emigrante para las municipales, sumen otra muesca en el revólver.

De la Vega: sus últimas hazañas, la cuestionada reforma de RTVE, a examen aún en Europa por la polémica tasa a las telecos, y el cese de la responsable del CIS por hacer las encuestas en fechas no adecuadas y porque, oh casualidad, salen mal para el Gobierno. Otro ejemplo de intransigencia, malos modos, rabia y especialista en sacar espuma por las orejas. Lo peor es que en la toma de posesión, Rubalcaba le dijo que todo lo que está empezado por ella, lo va a desarrollar tal cual estaba previsto.

Miguel Sebastián: resulta que dentro de un par de años vamos a tener que volver a adaptar los aparatos de televisión para la evolución de la TDT recién llegada y que nos ha costado a todos una pasta en aparatos y antenas. Que Greenpeace ha descubierto, tras solicitar a la Audiencia Nacional que reclamase a Industria toda la documentación de seguridad del futuro ATC, la inexistencia de los informes técnicos y de seguridad del proyecto, el colmo después del tramposo proceso de selección de pueblos aspirantes. Y el decreto para consumir carbón nacional y mantener en pie un sector que merece ser finiquitado, por deficitario y por ser perjudicial con el Medio Ambiente, al agravar la generación de CO2.

Cristina Garmendia: sorprende que siga en su puesto. Se debe haber conformado con que el recorte presupuestario de su cartera ha sido algo menor al esperado. Pero la Ley de Ciencia no llega y lo poco que se conoce de ella no viene a arreglar la precaria situación de becarios e investigadores, ni por tanto viene a evitar la fuga de cerebros. Después de unos años con España subiendo en los 'rankings' de inversión científica, ahora bajaremos a las escalas de hace unos años. Un retroceso que no nos podemos permitir si de verdad queremos cambiar el modelo de crecimiento económico. El propio Gobierno fulmina dicho intento de cambio, que no se cansó de pregonar a propósito de la Ley de Economía Sostenible, que tras los recortes es papel mojado, y de la que lo único potable será, desgraciadamente, la disposición adicional referente a la propiedad intelectual y los derechos de autor.

Ángel Gabilondo: Entra el Plan Bolonia. Es quizá el año más decisivo de nuestra historia reciente en el ámbito de la educación superior, y resulta que Educación ve reducido en un 7,3% su presupuesto. Como denuncian en Eccus, la Universidad del futuro se construye con medios del pasado y ahorrar en Educación es llevar un país al fracaso. No ha sido posible un Pacto de Estado por la Educación, más por la intransigencia del PP, pero, ¿hace falta ese pacto o sería bastante con no marear a la gente? El curso empieza con 6.400 docentes menos, eso sí que es grave. Y además se ve obligado, por necesidades de partido, a relevar a la secretaria de Estado de Educación, Eva Almunia, la de los acuerdos opacos con Microsoft, para que pueda atender su candidatura autonómica en Aragón.

Trinidad Jiménez: premiada por sacrificarse por el partido al perder en las primarias del PSM. De una política aperturista como la de Moratinos pasaremos posiblemente a una orientación neoliberal de la política exterior española. Su único mérito como ministra de Sanidad ha sido atiborrarnos de vacunas de la Gripe A que no hemos usado. Por lo visto en el PSOE premian los fracasos con ascensos y con ministerios. ¿Se acordará del Sáhara Occidental?

Miguel Ángel Moratinos: es increíble que haya aguantado tanto en su puesto semejante incapaz, plegado ante dictadores o dirigentes de dudosa legalidad democrática, a los que ha visitado o recibido: Paul Kagame, Gadafi, Avigdor Liebermann, Obiang, Mohamed VI... Tanta paz lleve como descanso deja. La política exterior española ha ido sin rumbo desde que este señor se hizo cargo de la cartera. Y el rey en persona ha tenido que arreglar no pocos entuertos. Por cierto, aquí otro ejemplo de la falta de delicadeza de Zapatero: parece ser que este señor se enteró de su relevo la misma mañana del anuncio, el miércoles.

Manuel Chaves: su supuesta función como ministro de Política Territorial era hablar con las comunidades autónomas. No tenemos ninguna noticia de que haya realizado gestión alguna en ese sentido. Ahora asume la gestión de la Función Pública, que le trajo algún quebradero de cabeza a De la Vega. Sigo pensando lo mismo que cuando le nombraron: le trajeron a Madrid para sacarlo de Sevilla, donde se le estaba poniendo en japonés, como se dice. Como ministro es la nulidad personificada.

Valeriano Gómez: vinculado a la UGT, se espera de él que pueda retomar el diálogo con los sindicatos. No creo que retoque la reforma laboral. Resulta sorprendente que el 29-S se manifestara en Madrid contra la misma legislación que ahora tendrá que aplicar. Claro que, ¿quién entiende a los políticos? Optimismo no le falta: dice que en 2011 se creará empleo. Bueno, tengamos en cuenta que si llegas al fondo sólo puedes subir. Pero con la reforma ya en vigor se sigue sin crear apenas empleo indefinido.

Celestino Corbacho: no fue fichado como ministro para crear empleo, sino por su experiencia al tratar la inmigración en Hospitalet, de donde era alcalde. A la vista de los resultados está claro que lo de Trabajo no era lo suyo. La coyuntura no le ha acompañado, pero se ha cargado los buenos resultados de su antecesor. Últimamente parecía más un muerto viviente. Como él mismo ha dicho, ha estado en el peor sitio en el peor momento. Habrá que ver si es más un lastre que un refuerzo para el PSC. Dentro de poco su nombre debería pasar al mayor de los olvidos.

Ramón Jáuregui: de incomprensible se puede calificar su marcha al Parlamento Europeo tras su excepcional labor al frente del grupo parlamentario socialista. Despojado de la Función Pública, su labor será ante todo de portavocía y de coordinación con los otros partidos políticos, imagino que sobre todo para velar por el cumplimiento de los acuerdos de legislatura sellados por el PSOE con PNV y CC. No sé si han pensado en él para posibles acuerdos con ETA-Batasuna, después de la puerta abierta por el presidente del Gobierno, pero con su llegada y la marcha de Corbacho vemos el ascenso del PSE-PSOE y el descenso del PSC, como ha destacado la prensa catalana. Zapatero se olvida de Cataluña.

Carme Chacón: única representante del PSC en el gabinete. Las quinielas la situaron durante mucho tiempo como posible sucesora de Zapatero. Incluso como posible vicepresidenta primera. Se queda como está. ¿Se apaga su estrella? Su última perla: proponer un protocolo para los actos oficiales e impedir pitadas como la del 12 de octubre. ¿De qué sirve eso, si quien pita y abuchea no son los políticos, sino el público? ¿El problema no será el anacronismo de la ceremonia en sí? ¿No es hora de replantear la importancia del ejército? Tiene problemas con la Ley de Derechos y Deberes y con la Ley de la Carrera Militar, y no parece que tenga intención de escuchar a nadie para introducir posibles variaciones.

González-Sinde: aficionada declarada a los toros, cómplice junto a Rubalcaba del futuro traspaso de las competencias del área a Interior. Tras enterarse en directo del varapalo que el Tribunal Europeo le daba al canon digital para empresas e instituciones, sólo se le ocurrió decir que iba a "buscar alternativas", cuando precisamente debería ponerse, junto con todo el Gobierno, a reclamar el canon que los poderes públicos han estado pagando, sumando al Ejecutivo central, comunidades autónomas y ayuntamientos (un consistorio ha dedicado a pagar derechos de autor la mitad de lo que recauda en impuestos). Ha fastidiado en parte el efecto mediático de la renovación ministerial con el cese de Ignasi Guardans al frente del ICAA, al cual ella misma nombró en abril de 2009. Se alega pérdida de confianza. Hasta que el propio Guardans no diga algo, no sabremos la verdad del asunto. El jueves les comenté el cese a dos directores de festivales de cine (pequeños) y se mostraron encantados con la noticia.

Beatriz Corredor: se suprime su ministerio, el de Vivienda, innecesario al estar la mayoría de competencias traspasadas a las CCAA y ayuntamientos. Queda bajo el paraguas de Fomento y cobrará más de Secretaria de Estado que como ministra. Por simple decencia política debería haber renunciado a ese puesto e irse a su casa. La ministra menos conocida por los españoles. Por tanto no merece más comentario.

José Blanco: si Rubalcaba ve premiado con sus dos nuevos cargos el haber apostado por Trinidad Jiménez para las primarias del PSM, el ministro de Fomento, pese a quedarse sin la vicepresidencia primera, recupera el control sobre el aparato interno del PSOE tras la marcha de Leire Pajín, que claramente ha fracasado como secretaria de Organización socialista. Dicen que ahora, por ejemplo, podrá volver a controlar el aparato de encuestas. Por cierto, la primera decisión del nuevo secretario de Organización, respaldado por todo el comité federal del PSOE, ha sido aprobar que el tránsfuga Agustín Navarro (declarado así por la Comisión Antitransfuguismo) sea candidato socialista a la alcaldía de Benidorm. Empezamos bien.

Bibiana Aido: puede que su ministerio de Igualdad, ahora bajo el paraguas de Sanidad y Política Social, fuera necesario, pero o no ha sabido venderlo o no lo ha demostrado. Se suprime la cartera cuando hay más mujeres muertas por violencia machista que el año pasado. Al igual que Corredor, queda como Secretaria de Estado y cobrará más que antes. De sus dos cruzadas, la de acabar con los anuncios de contactos ha quedado inacabada y podría ir contra la libertad de empresa, aparte de no quedar claro si eso solucionaría algo. La otra ha sido la nueva Ley del Aborto. Sigo pensando que, al ser una cuestión médica, esta ley debió haber sido elaborada por el Ministerio de Sanidad, no por el de Igualdad. Y también creo que la lucha contra la violencia machista y contra los anuncios de contactos (si detrás esconden redes organizadas) tampoco eran competencia suya, sino de Interior. Además, sus declaraciones públicas, donde ha dejado clara más de una vez su ignorancia en determinadas materias, no la han ayudado. Ahora, al cargarse este ministerio y el de Vivienda, Zapatero da la imagen de haber hecho una concesión a quienes lo pedían, como el PP o la derecha mediática.

Elena Espinosa: la ministra que no ha hecho nada por evitar que España sea el país de la Unión Europea con más superficie cultivada dedicada a los transgénicos, el único que lo hace a gran escala. Una auténtica desaparecida, a la que no se le puede recordar absolutamente nada destacado, y que ha conseguido que muchos se pregunten si España tiene ministerio de Medio Ambiente. Su anécdota mítica: echar a Hugo Chávez y Evo Morales la culpa del fracaso de la Cumbre por el Clima de Copenhague. Para olvidar, no: ya la habíamos olvidado.

Elena Salgado: aplica las políticas que manda Zapatero, a su vez coaccionado por mercados, lobbies y empresas de calificación de rating. Y encima dice en el debate de Presupuestos que quizá durante 2011 haya que realizar más ajustes. Presupuestos que ahora habrá que modificar para redistribuir las partidas de Igualdad y Vivienda. Unas cuentas restrictivas que penalizan la inversión, para contentar a los grupos de presión, y que difícilmente nos sacarán del agujero.

Leire Pajín: como con Trinidad Jiménez, patada hacia arriba o recompensa por hacer mal su trabajo. No se entiende que sea ministra alguien que en sus apariciones públicas demuestra tan escaso nivel de oratoria o de bagaje intelectual, salvo que el motivo sea apartar a la "reina de las frases hechas" de su labor como secretaria de Organización y porque era la única persona de las que se han mantenido fieles a Zapatero desde el principio que aún no había recibido su premio en forma de Ministerio. O sea, digamos que no es ministra por méritos propios sino por agradecimiento a su lealtad con el jefe. No reúne las capacidades ni los conocimientos para hacerse cargo de esta cartera. Por suerte la mayoría de comunidades autónomas tienen la transferencia sobre esta materia y el ministerio es más que nada un coordinador.

Rosa Aguilar: supuesto giro a la izquierda, será ministra de Medio Ambiente una persona que ha recibido el premio "Atila" de Ecologistas en Acción por sus políticas como alcaldesa de Córdoba, nada favorables a la sostenibilidad ni al Medio Ambiente precisamente. Es sin duda un caso único: pasa del comunismo a la socialdemocracia y de ahí al neoliberalismo del actual Gobierno de Zapatero sin pestañear. De alcaldesa de Córdoba a consejera de Obras Públicas andaluza y de ahí a ministra. Dos bolsas de monedas de plata en tiempo récord. Dice que Zapatero la llamó el lunes por la noche y aceptó en seguida. Sólo después ella llamó al presidente de la Junta. Falta de tacto de Zapatero para con uno de sus barones. ¿Legalizará el Algarrobico?

Francisco Caamaño: fracaso de la Ley de Memoria Histórica, justificador de los procesos abiertos contra Garzón, eliminador de la Justicia Universal, pactista junto al PP de una posible reforma inconstitucional de la ley que regula la duración en sus puestos de los miembros del Tribunal Constitucional, autor de una infame y restrictiva reforma de la Ley de Extranjería, no ha logrado agilizar la lenta maquinaria de la Justicia española. Poco más hay que decir.

Y me parece que no me queda ninguno. Si esto es lo mejor que tiene el PSOE, apaga y vámonos, porque además, como gane el PP las próximas elecciones generales, el panorama no es ni mucho menos alentador. ¿Se imaginan ustedes un gabinete presidido por Mariano Rajoy y con Arenas, Cospedal, González Pons o García Escudero de ministros? No me extraña que cada vez más españoles, como los que vemos en Españoles en el Mundo, se vayan a vivir y trabajar fuera, y al preguntarles digan que no se les pasa por la cabeza el volver.

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