Actualizando (sobre González Pons)

Le ha salido el tiro por la culata al dirigente popular tras su intento de utilización partidista del grupo creado en Facebook para pedir la dimisión de la ministra de Cultura. La Asociación de Internautas no tardó en decirle que el sitio donde se espera que actúe es el Parlamento, no en Internet viendo cuánta gente se apuntaría a una "quedada". Y, por lo visto, según dicen en Público, ha reculado. Hay que dejar claro que, como persona individual -no es una redundancia, existen la persona colectiva, la jurídica, la física, la pública- y privada, y como conocido internauta, podía adherirse al grupo sin problemas. El conflicto surge cuando intenta actuar como político, ya que el grupo no está promovido por políticos, y cuando intenta además presentarse como abanderado de la causa. Persiguiendo un objetivo concreto que es el que su partido llegue al Gobierno. Entonces estamos hablando de un intento de utilización partidista de la iniciativa, y eso no es admisible. No es porque sea del PP. Es por el simple hecho de ser político que su presencia puede hacer que se politice al grupo con una determinada etiqueta, y se le achaque erróneamente una paternidad afín al PP por culpa de una sola persona. La reivindicación es política porque se llama la atención sobre una decisión errónea del Gobierno, que además muchos creen que no lo es, y que persigue de forma intencionada favorecer a determinados sectores artísticos. Se cree que el Gobierno no ha sido ni está siendo ético y honrado con este nombramiento. Pero no es "de los políticos". En el grupo de Facebook hay gente de todas las ideologías y la presencia de un político concreto, sin importar de qué partido sea, puede ser incómoda, y, es más, perjudicial a los intereses que se persiguen, como ya comenté ayer.

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