Un poco de historia (II)

Aprovechando que España se juega este sábado contra Bélgica en el antiguo estadio Heysel, hoy Rey Balduino, la clasificación para el Mundial...


Final de la Tercera Copa de Europa, 28-5-1958, la final con más calidad de la historia. Por un lado viene el Real Madrid. Por el otro llega a la final el Milán. La cita es en Bruselas, a la sombra del espectacular Atomium (foto, en imagen del partido). En el estadio Heysel, cuyo nombre quedará maldito para la memoria del fútbol unos años después.

Ya no está Muñoz, que se ha visto gordo y viejo en un NO-DO y le ha dicho a Bernabéu que quiere retirarse. Bernabéu, que le tiene por un tipo muy formal, decide meterle en el cuadro de técnicos del club. El año siguiente entrenará al Plus Ultra y después al Madrid por trece años. Tampoco está Marquitos, lesionado. Será la única de las cinco finales que se pierda.

Pero están los demás. Está Gento, al que ya se le hace la pelota antes de los partidos. Di Stéfano siempre le decía:

-A ver, Paquito, ¿cómo estás hoy?

Y Paquito repiqueteaba sus tacos en el suelo, como esprintando sin moverse del sitio. El sonido redondo, de motor alegre y a punto que el suelo devolvía era acogido con una ovación por sus compañeros:

-¡Bravo, Paquito está bien!

Y salían a jugar.

El Milán era un equipazo. Tan bueno como el Madrid. Con un defensa central alto y espléndido, Maldini padre. Con el grandioso Schiaffino, el uruguayo que había marcado el primer gol a Brasil en el célebre maracanazo. Con Grillo y Cucchiaroni en el ala izquierda. Y con Liedholm, un colosal sueco, de juego científico, que se estaba merendando a Rial. Hasta que Di Stéfano le increpó:

-¿Qué pasa, Nene, que se te va el sueco en todas?

-¡Y yo que sé, Alfredo! ¡Es un demonio! ¡Me gambetea con las cejas! ¡Me mira así y me hace apartarme!

-¡Pues no le mirés a la cara, boludo!

Rial no le miró más a la cara y la cosa mejoró. Pero el partido fue tremendo. El mejor de todos los del ciclo, según varios de los protagonistas. Todos pusieron todo el fútbol y la fuerza que tenían dentro. Al final, empate a dos (0-1, Schiaffino; 1-1, Di Stéfano; 1-2, Grillo; 2-2, Rial). Prórroga. Hasta Di Stéfano estaba molido. Cogió a Gento en un aparte:

-Mirá, Paquito, acá todos estamos fundidos. Sólo nos quedas tú. Si no nos sacás de ésta estamos liquidados, porque a esos tanitos aún les queda algo dentro, me parece a mí.

Gento se responsabilizó, sacó del fondo de su alma las poquitas carreras que le quedaban y marcó el gol de la victoria en la segunda parte de la prórroga. Kopa pasó a Di Stéfano y éste prolongó hacia Gento. Resbaló Fontana y el exterior blanco lo aprovechó para disparar cruzado y con fuerza. Tres a dos y tercera copa.

Esperemos que a la selección de España le acompañe hoy similar fortuna. No es que sean la octava maravilla del mundo pero son nuestros jugadores. ¡A ellos!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Discriminación cinematográfica

Comentario sobre la película 'Your Name.'

El himno de Dinamarca por la Marcha Granadera