Un sueño

Año 1991. Clase de educación física, octavo de EGB, en el patio.

Paso junto a mi compañera y amiga Yolanda, y me dice que le duele la cabeza.

Cuando estoy a punto de quedarme junto a ella para preguntarle cómo está, el profesor nos llama para que le atendamos, y dejo a mi amiga.

Yolanda se tuvo que ir a casa.

No volvió hasta bastante después (fecha indeterminada), sin pelo y con una gorra cubriéndole la cabeza. Tenía leucemia. No recuerdo haber hablado con ella aquel día, si es que lo hice. Solo vino ese día. 

Llegamos al (creo) 31 de enero de 1992. Cuando va a empezar la primera clase, nos dicen que Yolanda ha fallecido. Ni fui al entierro ni al funeral porque no tenía ni idea de cómo ir ni a dónde, ni me pude despedir de ella.

Siempre he pensado que hice mal no quedándome junto a ella aquel primer día en que le empezó a doler la cabeza.

Años más tarde, tuve un sueño.

Yo subía a un autobús, y la única persona con forma definida dentro del mismo era Yolanda. Me habló y me dijo que no me preocupara, que yo no tenía la culpa de nada.

Solo tuve ese sueño una vez. Aún me acuerdo de ella. Y del sueño.

Con el paso de los años, he perdido a dos amigos más, que yo sepa. Un amigo del instituto murió en un accidente de moto. Una amiga que hice en un curso de FPO se fue un día, de repente, de la noche a la mañana, de un ictus.

Y me da mucha pena, no el no haberme podido despedir de ellos, porque ambas muertes fueron inesperadas, pero sí el no haber tenido un trato más fluido con ambos. Desde la última de esas muertes, eso es algo que intento corregir. No sé si perderé a más gente, pero no quiero volver a tener que arrepentirme de no haber mostrado lo suficiente a una persona cuánto me importa o importaba. Así que si de repente veis que me pongo muy pesado ya sabéis por qué es.

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