Madrid 2020

Ahora que han pasado varios días, voy a decir lo que pensaba de la candidatura olímpica Madrid 2020.

Lo dejo claro desde el principio: yo iba con Tokio. Japón tiene cosas que no me gustan nada, como la caza de ballenas y delfines, pero es un país que cuenta con mi sincera admiración y al que espero poder viajar alguna vez en lo que me quede de vida.

Problema: por lo que he ido leyendo, si no apoyabas la candidatura de Madrid eras un traidor. No digamos si encima te daba por apoyar a otra candidatura.

En mi DNI y en mi caducado pasaporte dice que soy español, pero eso no quiere decir que tenga que apoyar todas las empresas en que se embarca mi país, si estas me parecen descabelladas y carentes de toda lógica. Y esta candidatura olímpica me parecía un absurdo, tanto como las anteriores para 2012 y 2016.

Antes de saber si a Madrid le adjudicaban ningunos Juegos, la ciudad de Madrid emprendió obras faraónicas como la M30 o como la T4 de Barajas (que al parecer se usa poco). Y también comenzó a construir algunas instalaciones deportivas. La Caja Mágica solo se usa una semana al año, y el Centro Acuático y el estadio de La Peineta están en obras. Estas dos al menos no les quedará otra que acabarlas, sobre todo el estadio que está destinado a ser utilizado por el Atlético de Madrid.

Lo peor no ha sido el comportamiento de los políticos (creo que de haberse logrado la adjudicación, hubieran sido los Juegos del PP, y de nadie más) sino el de los medios de comunicación, que en su gran mayoría no han puesto ningún pero al proyecto ni realizado artículos críticos, en una muestra de supuesto patriotismo con la cual han dicho adiós a la objetividad que debería presidir su trabajo. De modo que solo han aireado las deficiencias de la candidatura una vez consumada la derrota. Eso algunos, porque otros lo que han hecho ha sido cargar contra el COI y los chanchullos y tejemanejes que rodean la elección, como si fuera algo que no se supiera ya. En el ámbito político, llama la atención el comportamiento del portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, que tras apoyar el proyecto sin fisuras ahora pide destinar a otros usos el dinero que estaba pensado para las instalaciones.

El de Tokio, Fukushima aparte, era el mejor proyecto. El terremoto, el tsunami y la crisis nuclear no jugaban en contra, sino a favor, ya que eran una demostración del afán de superación del pueblo japonés. Eso y la no escrita rotación de continentes. Si yo fuera alcalde de Madrid, ni lo intentaría para 2024, porque parece que se presentarán Berlín y/o París y no habría nada que hacer.

Algunos especiales de medios críticos con la candidatura han sido los de eldiario.es, La MareaDiagonal.

De lo ocurrido en Buenos Aires ya se ha escrito mucho. Ha sido noticia el mal desempeño con el inglés de la alcaldesa Botella o del presidente del COE. O que el presidente del Gobierno leyera en español directamente del papel y no sepa utilizar un autocue. Pero más que las presencias, yo destacaría las ausencias. No viajaron a la capital argentina, donde se designaba la organizadora, ni la presidenta autonómica ni el alcalde (Aguirre y Gallardón) que estaban en ejercicio cuando se presentó la candidatura. ¿Se temían acaso lo que iba a ocurrir?

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