Merece la pena

Días sin tocar el blog. Para mí el motivo era más que evidente. La actualidad española estaba, y sigue estando, invadida por todo lo concerniente a la campaña electoral, siendo que ya queda menos de un mes para la celebración de las elecciones y que la cobertura mediática es un 80% sin exagerar dedicada a PSOE y PP. Mi voto, si lo ejerzo, no irá para ninguno de estos dos partidos, pero está por decidir. Sin embargo, el hecho acontecido este jueves, 20 de octubre de 2011, merece volver a aporrear el teclado.

Quien lea habitualmente este espacio privado de opinión, que se vuelve público en cuanto se le da a la tecla "Enter" o "Shift", sabrá que por sistema me he negado a hablar de la organización terrorista ETA, o al menos solo lo he hecho lo estrictamente necesario, tanto si cometía atentados como si emitía comunicados, que por resumir siempre decían lo mismo y no aportaban nada novedoso. Hasta el de este jueves, en el cual, sin exigir contrapartidas políticas a cambio, anunciaban un cese "definitivo" (dice textualmente) de su actividad armada. Piden un diálogo abierto con los gobiernos español y francés, que veremos de qué modo se articula. "Un proceso de diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto". Yo eso lo entiendo como una referencia al acercamiento de presos, a la rebaja de las condenas (admisible si no hay delitos de sangre de por medio, quizá), a la entrega de las armas, a qué hacer con la cincuentena de terroristas en activo que pueden quedar sueltos y, finalmente, a la disolución de la banda. Hay que recordar que el IRA entregó armas pero que nunca llegó a disolverse como tal, y que incluso se escindió, cosa que podría ocurrir aquí. Sin duda la dirección de ETA lo sabe y de ahí un comunicado tan medido.

Era evidente que ETA no iba a pedir perdón por sus crímenes ni a las víctimas causadas, directas e indirectas. Quien pensara otra cosa ha pecado de ingenuo. Desde su óptica, todo lo que han hecho era justificado y válido. De ahí los recelos de las asociaciones de familiares de las víctimas. Pero no deben ser estas asociaciones las que ejerezan de "agente de presión" en el proceso que deba venir a continuación. Se debe honrar, recordar y valorar a las víctimas y a sus familiares, pero estas asociaciones se han acabado convirtiendo en agentes políticos de la situación y creo, modestamente, que ése no ha de ser su papel. Que son los políticos los que deben llevar esto adelante y no aceptar presiones. Comprendiendo el sufrimiento de las víctimas, pero al mismo tiempo teniendo claro que no son éstas las que deben influir en el desarrollo futuro de los acontecimientos. Deben dejar actuar a los políticos.

Pero, aun con todas las carencias y cautelas (ETA ya ha mentido otras veces), hay que dejar un resquicio a la esperanza y a esa expresión "ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada" por lo que puede significar. ETA, de momento, no se disuelve, y quizá no lo haga nunca, pero dice que no volverá a matar o intentar matar. Si lo cumplen, será un gran paso. Los políticos, vaya cosa, pueden estropearlo todo. Como ha dicho José Bono, "ganar a ETA es más importante que ganar las elecciones" y nadie debería intentar sacar rédito político de un hecho histórico (esta vez sí es acertado el término) que está por encima de todos nosotros. Deben tener altura de miras y sentido de estado. En sus respectivas declaraciones (sin turno de preguntas, mala cosa), la han tenido Zapatero, Rubalcaba y, para mi sorpresa, Rajoy, que ha destacado el hecho de que esta vez la banda terrorista no ha pedido contraprestaciones políticas. Algún miembro del PP se ha salido de tono, pero la mayoría ha hecho declaraciones constructivas, y eso es bueno.

¿Que en ETA han llegado a la conclusión de que es mejor tratar de defender el derecho de autodeterminación del pueblo vasco únicamente por vías pacíficas, por medio de la política? Si es así, perfecto. ¿Tienen derecho, una parte de los vascos, a pedir la independencia? Bien, la Constitución no recoge ese derecho de autodeterminación, pero los que quieran tienen derecho a solicitarlo. Es legítimo, o creo que debe serlo en democracia, solicitar o reclamar esa posible independencia. El llamado "derecho a decidir". Siempre que sea por vías pacíficas. ¿Es la independencia de Euskadi el objetivo último que persiguen? Perfecto. No seré yo quien les niegue el derecho que creo les asiste a perseguir ese objetivo. Pero con la palabra, no con las armas. Aun cuando yo no éste de acuerdo con dicho objetivo, o quizá precisamente por eso. ¿Que Bildu sacará muchos votos el 20N? Parece inevitable, pero repito: si defienden sus ideas con la palabra y no con las pistolas, eso que saldremos ganando todos.

Una vez dicho esto, echaré piedras sobre los tejados de políticos y periodistas. El fin de ETA, que ahora parece más cercano que nunca, es el principal anhelo de los españoles desde su aparición en época fraquista, y aún más desde la llegada de la democracia, que supuso alcanzar el ansiado autogobierno para Euskadi. El estatuto que se redactó durante la Segunda República quedó en el camino a causa de la Guerra Civil. Pese a ETA, Euskadi goza de un amplio margen de autogobierno y es una región próspera y con una respetable industria, aparte de todos sus atractivos naturales y gastronómicos. Solo con el gran borrón de la presencia de ETA, a pesar de lo cual estamos hablando de un territorio con unas condiciones de vida magníficas. Sin ETA en el panorama, la cosa solo puede mejorar.

¿Quieren todos los demócratas, toda la clase política y todos los medios de comunicación de España el fin de ETA? Podría pensarse que sí, pero albergo mis dudas. Hay políticos y periodistas que llevan meses y años soltando la especie de una negociación secreta entre ETA y el actual Gobierno español. Dicen que la reciente conferencia celebrada en San Sebastián, junto a este nuevo comunicado de ETA, no hace sino poner más de relieve esta supuesta negociación, que estaría encaminada a aupar al candidato socialista Rubalcaba a La Moncloa. Planteamiento rastrero y ruin, si se me permite. Sin embargo parece haber políticos y periodistas (metidos a políticos y opinadores de todo) que no solo muestran los habituales recelos, sino que además parecen muy incómodos ante la posibilidad de que ETA deje de atentar para siempre. Son esos políticos y periodistas (y periódicos, radios y cadenas de televisión enteras) que tienen a ETA y a sus posibles tejemanejes con el Gobierno como monotema. Por decirlo de otro modo, viven de hablar de ETA y de su entorno. Sin ETA en el horizonte, sus páginas de pepel se reducirían a la mitad, y tendrían que hablar de cultura, de ecología, de tecnología... Sus tertulias durarían diez minutos en vez de dos horas, o tendrían que buscar otros temas de los que hablar. Y después de tantos años hablando una y otra vez de lo mismo, dudo que puedan reciclarse y hablar de otra cosa que no fuera ETA.

No es bueno fiarse de ETA, es cierto. Ha mentido antes. Pero como alguna vez tiene que ser la definitiva, la verdadera, la del "ésta vez sí", esperemos que sea ahora. La esperanza, como se dice, es lo último que se pierde. Quitando los episodios aislados que producen los escindidos del IRA y lo que quede de los "brigadas rojas" italianos, y teniendo en cuenta que los independentistas corsos hace mucho que no hacen de las suyas, se puede considerar que ETA es el último grupo terrorista de Europa Occidental. España daría un gran paso hacia adelante si desaparecieran. Escalaríamos a un estadio superior. Nuestras preocupaciones serían otras. Esta noticia sobre el presumible fin de la acción armada, desde luego hay que calificarla como de buena y positiva. Lo contrario sería, pienso, tremendamente mezquino. Esperemos. Desde luego, merece la pena albergar la fe. Y pensar que puede salir bien. Si pensáramos que puede salir mal, desde luego que no valdría la pena ni intentarlo.

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