Desencanto y desánimo con la política

A uno le quedan pocas ganas de hablar de política y de políticos, salvo por las ganas de mandarlos a todos a la cola del paro. No es para estar contentos. Suben la electricidad o el gas, pero no suben los sueldos. Suben los impuestos. La reforma laboral es perjudicial para los trabajadores. La reforma de las pensiones es otra ruina. Ahora nos asaltan con algo llamado "el pacto del Euro" (artículo de Josep Borrell) y básicamente ocurre que para salvar la moneda única el Gobierno español tiene que aplicar una política de austeridad presupuestaria que castigará partidas tan importantes como Sanidad y Educación, y es una política que viene impuesta desde el jefe de los 27, Alemania. Y encima tiene que aportar miles de millones al fondo de rescate común. Esperemos que no haya que acabar rescatando a la propia España. El Partido Popular critica la acción del Gobierno un día sí y otro también, pero a nadie se le escapa que si ellos estuvieran al frente del Ejecutivo hubieran hecho lo mismo o similar. Y cuando, como todo parece indicar ahora mismo, ganen las próximas elecciones generales, tendrán todo el trabajo hecho. Y el PSOE, que en esta segunda legislatura ha incumplido hasta la saciedad su programa electoral, habrá terminado su serie de disparos al pie o de escupitajos hacia arriba. Como ciudadano responsable y concienciado, debería ir a votar en las elecciones municipales de mayo (en Andalucía no hay autonómicas hasta 2012, se supone), y desde luego, si lo hago, mi voto no será ni para el PSOE ni para el PP. El primero creyó que con la cultura del ladrillo era suficiente y el segundo no puso ni los medios ni la voluntad suficientes para abandonar dicho modelo. Prueba de ello es que los científicos que podrían protagonizar un cambio de modelo basado en la ciencia, la investigación y la tecnología no tienen otro remedio que salir de España, como los investigadores del programa Ramón y Cajal o un grupo de jóvenes españoles entrevistados en Australia con motivo de una escala del buque oceanográfico Hespérides. Menos gente en España, menos contribuciones para pagar las pensiones futuras. Pero igual sí que nos vamos a tener que ir. Se siente. Tal como está la cosa, ¿qué me importa a mí si Zapatero se presenta o no se presenta otra vez?

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