Las lagunas del discurso del PSOE

He estado tentado de escribir "las lagunas del discurso socialista", pero caí en la cuenta de que hay dudas en cuanto a que el partido del cual José Luis Rodríguez Zapatero es secretario general merezca aún llevar esa palabra en el nombre. Dice Felipe González que España debe, en este momento de crisis, mejorar su productividad y su competitividad, y que si se les explica a los ciudadanos lo comprenderán (ver Informe Semanal, reportaje "Una firma para la historia"). Sea, pero es que el señor Zapatero no nos ha explicado eso, ni nadie de su partido ni de su gobierno. No al menos de forma coherente. De la reforma laboral pienso, tras leer a Duran Lleida (CiU) y escuchar a Emilio Olabarria (PNV) que llevan razón, que hace falta más tiempo para estudiar los 41 folios de la propuesta del Gobierno y que éste se obceca si quiere aprobar el texto por Real Decreto y que se discuta después. Debe ser al revés: primero se negocia con los grupos para mejorarlo y aportarle cosas y luego se aprueba. Pero se ve que después de lo de Zurbano el Gobierno se ha cansado de experimentos. Como dice el portavoz de CiU, por este camino nos encaminamos a que salga "un churro". Pero yo voy a hablar aquí de la idea de los recortes en pensiones y sueldos de funcionarios.

Dice Felipe González que "más competitividad y productividad". Complicado empeño si la LES, Ley de Economía Sostenible, no ha llegado al Congreso desde que se aprobara allá por marzo, creo, en un Consejo de Ministros extraordinario celebrado en Sevilla. El texto no va a llegar a la Carrera de San Jerónimo en las fechas inicialmente calculadas por el Ejecutivo y, dados los recortes practicados en materia de inversiones, es bastante probable que muchos de los capítulos que plantea la LES ya no se puedan llevar a cabo por falta de presupuesto, y es asimismo posible que esta proposición legal, esa que se vendió como la ley más ambiciosa de la legislatura, esa que iba encaminada a cambiar nuestro modelo productivo, llegue coja o herida de muerte a la hora de la tramitación parlamentaria, que haya quedado anticuada.

Complicado, lo de la productividad y la competitividad, si al descenso en el sueldo de los funcionarios le añades una posible subida récord del recibo de la luz, aunque lo haya desmentido el Ministerio de Industria, y si encima subes el IVA a partir de julio, con lo que el poder adquisitivo de mucha gente se va a ver mermado. Si no hay consumo es posible además que se detenga la leve recuperación de nuestra economía detectada en los parámetros analizados en abril y mayo. Y que al no haber consumo haya más despidos, porque no se puede producir más si no se va a vender. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Lo que ocurre con estos recortes es que el Gobierno no ha querido o no ha podido ver que había otra manera de obtener ese dinero con el que enjugar el déficit. No estoy hablando ya de resucir la inversión militar o el dinero que se destina a la Iglesia Católica. Es mucho más sencillo que todo eso y ya ha habido muchas voces que lo han reclamado: luchar contra el fraude fiscal y la evasión de impuestos, para, del 23% actual, creo haber leído, reducirlo en diez puntos, una cifra más acorde con otros países de nuestro entorno. Con eso se pueden recaudar, cifra más, cifra menos, unos 50.000 millones, y ya no hay que recortar de ninguna parte. Claro, que hay que crear un cuerpo eficaz de inspectores y técnicos, y aumentar la plantilla de la Agencia Tributaria, pero qué importa eso si puedes recaudar tanto a cambio.

Y eso no es lo peor. El FMI, uno de esos organismos internacionales que nos piden que hagamos reformas que socavan nuestro proyecto de estado de bienestar, nos pide recortes en educación y en salud, cuando precisamente en estas dos facetas nos faltan medios materiales y humanos. En esas dos áreas hay que invertir, no recortar. Como por ejemplo ya dijo Vicenç Navarro, necesitamos una fuerte red de guarderías públicas: ello crearía puestos de trabajo y permitiría que más madres se incorporasen al mercado laboral. Este mismo economista ha advertido recientemente que España está a la cola de Europa en inversiones sociales. Así es. Este Gobierno, que tanto se ha llenado la boca diciendo que practica políticas sociales, no ha corregido la deriva causada por las políticas conservadoras anteriores. Y además deja que otros (el FMI, otros países, el Banco Mundial, las dudosas agencias de calificación) le digan lo que hacer, es decir, España carece de soberanía en su política económica. Nos gobierna desde fuera gente a la que no hemos votado.

Ahora me vendrá alguien diciendo que la Ley de Dependencia es un gran logro de este Gobierno y que es culpa de los gobiernos autonómicos gobernados por el PP que ésta no se aplique correctamente. Vale, pero, ¿no estará esta ley mal diseñada? ¿Estarán mal diseñados los mecanismos que permiten su aplicación? Hace no mucho se redujo el tiempo necesario para elaborar un dictamen para resolver las ayudas, pero ahora el Gobierno ha eliminado la retroactividad en la concesión de las mismas. O sea que el ciudadano va a pagar por un error que no ha cometido él, sino la administración con su sempiterna lentitud (la llaman burocracia). Seis autonomías suspenden al aplicar ésta ley: tres son del PP, en otra gobierna un partido regional con apoyo del PP pero las otras dos están gobernadas por el PSOE. No se salva nadie. Y no me olvido de aquello de los 400 euros: chocolate del loro, puro y duro. Dinero a cambio de votos. Como el cheque bebé de 2.500 euros. Con los ojos cerrados cambiaba yo toda la suma de esas ayudas por permisos de maternidad y paternidad más extensos, una fuerte red de guarderías públicas (no sitios donde dejar al niño y se acabó, ojo) así como extender las guarderías en las empresas, convenciéndolas de que eso iba a mejorar la productividad de las empleadas con hijos. Pero como este Gobierno ha derrochado un dinero que no era suyo, sino nuestro, igual ya no quedan fondos para hacer política social de verdad.

Volviendo a Vicenç Navarro, y acabo. En efecto, este Gobierno no ha practicado una verdadera política social como afirma. Porque estamos a la cola de Europa en inversiones sociales. Hasta los quebrados Grecia y Portugal nos superan en este apartado. Y tampoco tenemos tantos funcionarios como parece. Como he dicho aquí en alguna otra ocasión, los países del Norte de Europa, como Suecia o Finlandia, tienen de media más funcionarios que nosotros. Eso sí, los dedican a sanidad y educación, justo donde a nosotros nos faltan. Otro cantar es justicia, donde aparte de personal falta modernizar instalaciones y equipos.

Escribe el profesor Navarro: "Mírese como se mire, España está a la cola de la Europa social. Es decir, nuestro Estado del bienestar (que incluye desde las pensiones hasta los servicios públicos, tales como sanidad, educación, servicios sociales, escuelas de infancia, servicios domiciliarios para las personas con dependencias, vivienda pública y otros) es el que, junto con Grecia y Portugal, está menos financiado entre los países de la Unión Europea de los Quince (UE-15), el grupo de países con un nivel de desarrollo económico más próximo al nuestro.

Si miramos el gasto público social, vemos que tal gasto representa sólo un 21% del PIB, el más bajo (incluso más bajo que Grecia y Portugal) de la UE-15, cuyo promedio es del 27%. Si analizamos el gasto público social por habitante nos encontramos con la misma situación. España es, junto con Grecia y Portugal, el país que tiene un gasto más bajo de la UE-15. Y si nos fijamos en el porcentaje de la población adulta que trabaja en los servicios públicos del Estado del bienestar, el resultado es el mismo. España, con sólo un 9,5%, es el país con un empleo público más bajo de entre los países de la UE-15, cuyo promedio es del 15%".

¿Y de ahí, de donde tenemos menos que nadie, es de donde tenemos que recortar? ¿Por qué nadie recortó en 2009, por ejemplo, de las obras de reforma en el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, que se elevaron por encima de los 70 millones de euros según el PP, o 46,7 según la Junta, que tampoco es poca cosa? ¿Eso es racionalizar el gasto? Y encima Griñán ha rechazado residir ahí, precisamente por el qué dirán, o sea que todo el gasto para nada. Que lo vendan para hotel o para residencia particular de algún millonario. Porque sí, se podría poner una escuela o un hospital, pero para eso habría que remodelarlo de nuevo.

Vamos, que todo ese discurso del PSOE es muy bonito, pero si rascamos la superficie tiene más lagunas que Finlandia. Le han hecho el trabajo sucio al PP, y gratis.

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