Un cambio de Gobierno muerto antes de nacer (III)
La última.
Claramente no estamos ante una crisis de gobierno sino, como he leído, creo que en ABC, ante un gobierno en crisis. Además, la situación económica pedía un gesto de austeridad, reduciendo el aparato del Estado y prescindiendo de varios ministerios cuya utilidad ha sido nula o se desconoce. Esto quizá hubiera permitido que funcionarios que sin duda están ociosos en varios de ellos pudieran haber sido trasladados a otros donde su presencia es sin duda más necesaria, como por ejemplo en la saturada administración de Justicia. En lugar de eso, doble gasto partiendo por la mitad el Ministerio de Administraciones Públicas. Y se mantienen carteras casi sin competencias o de las cuales se podrían hacer cargo otros ministerios. Estoy hablando de Vivienda, Ciencia e Innovación, e Igualdad. ¿Por qué Zapatero no los ha desecho? Porque son de creación personal y porque, lo siento si parezco machista, los ocupan mujeres. Vivienda no tiene nada, de eso se encargan las comunidades y los ayuntamientos. Ciencia debería estar dentro de Educación, y las parcelas de Innovación y Tecnología, dentro de Industria. Para colmo, a sus titulares, Beatriz Corredor y Cristina Garmendia, las conocen en su casa a la hora de comer. No se asoman a la prensa, radio y televisión ni por equivocación. Son invisibles, no existen a efectos mediáticos. En cuanto a Igualdad, labor que debería ser sólo una secretaría dentro del Ministerio de Asuntos Sociales (que bien dirigía el defenestrado Jesús Caldera), la cartera de la bisoña Bibiana Aído se está centrando en la reforma de la Ley del Aborto, cuando creo que esa labor correspondería a la cartera de Sanidad, porque al margen de la implicación de la mujer, no deja de ser, al final, un asunto médico el decidir a partir de cuándo se puede dejar abortar y bajo qué circunstancias. Es por tanto algo que hay que dejar en manos de los técnicos, no de los políticos.
Y, si con mi afirmación anterior, se me podría tildar de machista, aún más con lo siguiente que diré: las entradas de T. Jiménez y González-Sinde y las salidas de Soria y Molina sólo se justifican en la idea de mantener a toda costa la paridad en el gabinete, aún incluyendo en él a gente que a todas luces carece de capacitación para el puesto. Y me sustento en el artículo escrito recientemente al respecto por la columnista de ABC, Edurne Uriarte, una mujer, y por tanto nada sospechosa, el 9 de abril, bajo el elocuente título: “A la calle, por ser hombres”, que defiende el mismo planteamiento. Se hubiera quedado con siete mujeres y once hombres. Así que cabe pensar que algunas de las ministras están ahí por cupo, no por validez. Mucho cuajo ha de tener también Miguel Ángel Moratinos: España sigue sin tener una política exterior clara, Chacón pasó por encima de él en el tema de Kosovo, y sin embargo, en vez de tener un poco de vergüenza torera e irse a su casa, ahí sigue. Es de los pocos que está desde el principio.
Aún me queda por comentar el hecho de que Zapatero acoja bajo su personalísimo paraguas a la Secretaría de Estado para el Deporte y al Consejo Superior de Deportes, en vez de crear un ministerio como había prometido. Se podrá decir que no tiene sentido crear un ministerio para eso en plena crisis, pero si se hubiera prescindido de las carteras inútiles, igual sí. Francia tiene una ministra de Sanidad y Deportes (será por aquello de que el deporte es bueno para la salud), del que depende además una secretaría dirigida por el ex seleccionador de rugby, Bernard Laporte.
Aparte de incumplir su promesa, cabrá comprobar si realmente esta asunción de competencias tiene más objetivo que presentarse el propio Zapatero representando a Madrid en la elección olímpica de 2016, para compensar que Obama vaya por Chicago. Y si, una vez más, esto no es más que otro gesto de imagen. ¿Contestará Zapatero las preguntas sobre deportes en el Congreso? Y no conviene olvidar que el deporte español no es sólo Gasol, Alonso, Nadal o Contador. Una verdadera política de estado en materia deportiva debe incluir los deportes minoritarios, la marginación que sufre el deporte femenino, o la promoción del deporte escolar o universitario. Pero muchos se temen, y yo también, que el presidente se haya quedado esta parcela para viajar y hacerse las fotos en pistas, podios y circuitos de medio globo. Y eso no es llevar la gestión deportiva.
Edito: Y como decía al principio, el Gobierno quiere dar sensación de un nuevo ritmo. Lo más que podrán hacer, como en Fomento, es agilizar obras que llevan retraso, o como con la Ley de Dependencia, entregando ayudas que la gente lleva meses esperando. ¿Y por qué no lo han hecho antes? Si eso es revitalizar... Porque hasta ahora sólo se han dado prisa para el marketing: fotos, fotos, y más fotos. Incluida una de Chaves "trabajando". Prisa se dieron en el propósito de enmienda. Fin del añadido.
A la nueva responsable de Cultura, Ángeles González-Sinde, en la que sin duda es la peor decisión tomada por Zapatero en este cambio de cromos, le dedicaré un post para ella sola, que se lo ha ganado con creces.
Claramente no estamos ante una crisis de gobierno sino, como he leído, creo que en ABC, ante un gobierno en crisis. Además, la situación económica pedía un gesto de austeridad, reduciendo el aparato del Estado y prescindiendo de varios ministerios cuya utilidad ha sido nula o se desconoce. Esto quizá hubiera permitido que funcionarios que sin duda están ociosos en varios de ellos pudieran haber sido trasladados a otros donde su presencia es sin duda más necesaria, como por ejemplo en la saturada administración de Justicia. En lugar de eso, doble gasto partiendo por la mitad el Ministerio de Administraciones Públicas. Y se mantienen carteras casi sin competencias o de las cuales se podrían hacer cargo otros ministerios. Estoy hablando de Vivienda, Ciencia e Innovación, e Igualdad. ¿Por qué Zapatero no los ha desecho? Porque son de creación personal y porque, lo siento si parezco machista, los ocupan mujeres. Vivienda no tiene nada, de eso se encargan las comunidades y los ayuntamientos. Ciencia debería estar dentro de Educación, y las parcelas de Innovación y Tecnología, dentro de Industria. Para colmo, a sus titulares, Beatriz Corredor y Cristina Garmendia, las conocen en su casa a la hora de comer. No se asoman a la prensa, radio y televisión ni por equivocación. Son invisibles, no existen a efectos mediáticos. En cuanto a Igualdad, labor que debería ser sólo una secretaría dentro del Ministerio de Asuntos Sociales (que bien dirigía el defenestrado Jesús Caldera), la cartera de la bisoña Bibiana Aído se está centrando en la reforma de la Ley del Aborto, cuando creo que esa labor correspondería a la cartera de Sanidad, porque al margen de la implicación de la mujer, no deja de ser, al final, un asunto médico el decidir a partir de cuándo se puede dejar abortar y bajo qué circunstancias. Es por tanto algo que hay que dejar en manos de los técnicos, no de los políticos.
Y, si con mi afirmación anterior, se me podría tildar de machista, aún más con lo siguiente que diré: las entradas de T. Jiménez y González-Sinde y las salidas de Soria y Molina sólo se justifican en la idea de mantener a toda costa la paridad en el gabinete, aún incluyendo en él a gente que a todas luces carece de capacitación para el puesto. Y me sustento en el artículo escrito recientemente al respecto por la columnista de ABC, Edurne Uriarte, una mujer, y por tanto nada sospechosa, el 9 de abril, bajo el elocuente título: “A la calle, por ser hombres”, que defiende el mismo planteamiento. Se hubiera quedado con siete mujeres y once hombres. Así que cabe pensar que algunas de las ministras están ahí por cupo, no por validez. Mucho cuajo ha de tener también Miguel Ángel Moratinos: España sigue sin tener una política exterior clara, Chacón pasó por encima de él en el tema de Kosovo, y sin embargo, en vez de tener un poco de vergüenza torera e irse a su casa, ahí sigue. Es de los pocos que está desde el principio.
Aún me queda por comentar el hecho de que Zapatero acoja bajo su personalísimo paraguas a la Secretaría de Estado para el Deporte y al Consejo Superior de Deportes, en vez de crear un ministerio como había prometido. Se podrá decir que no tiene sentido crear un ministerio para eso en plena crisis, pero si se hubiera prescindido de las carteras inútiles, igual sí. Francia tiene una ministra de Sanidad y Deportes (será por aquello de que el deporte es bueno para la salud), del que depende además una secretaría dirigida por el ex seleccionador de rugby, Bernard Laporte.
Aparte de incumplir su promesa, cabrá comprobar si realmente esta asunción de competencias tiene más objetivo que presentarse el propio Zapatero representando a Madrid en la elección olímpica de 2016, para compensar que Obama vaya por Chicago. Y si, una vez más, esto no es más que otro gesto de imagen. ¿Contestará Zapatero las preguntas sobre deportes en el Congreso? Y no conviene olvidar que el deporte español no es sólo Gasol, Alonso, Nadal o Contador. Una verdadera política de estado en materia deportiva debe incluir los deportes minoritarios, la marginación que sufre el deporte femenino, o la promoción del deporte escolar o universitario. Pero muchos se temen, y yo también, que el presidente se haya quedado esta parcela para viajar y hacerse las fotos en pistas, podios y circuitos de medio globo. Y eso no es llevar la gestión deportiva.
Edito: Y como decía al principio, el Gobierno quiere dar sensación de un nuevo ritmo. Lo más que podrán hacer, como en Fomento, es agilizar obras que llevan retraso, o como con la Ley de Dependencia, entregando ayudas que la gente lleva meses esperando. ¿Y por qué no lo han hecho antes? Si eso es revitalizar... Porque hasta ahora sólo se han dado prisa para el marketing: fotos, fotos, y más fotos. Incluida una de Chaves "trabajando". Prisa se dieron en el propósito de enmienda. Fin del añadido.
A la nueva responsable de Cultura, Ángeles González-Sinde, en la que sin duda es la peor decisión tomada por Zapatero en este cambio de cromos, le dedicaré un post para ella sola, que se lo ha ganado con creces.
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