Aprovechados no, gracias
El grupo "Ángeles González-Sinde Pírate" de Facebook se va acercando, lenta pero inexorablemente, a los 25.000 simpatizantes según escribo estas líneas. Según me he ido fijando desde que se creó, entre sus adheridos se hallan al menos tres agrupaciones provinciales de Nuevas Generaciones del PP y una de IU. Que, eso sí, no han hecho acto de presencia, en el sentido de que tales agrupaciones como tales nada han posteado, o sea, que no han aprovechado la coyuntura para arrimar el ascua a su sardina, una tentación muy fuerte en este caso. Bien, se agradece. El PSOE es el principal culpable por nombrar a González-Sinde, pero el PP no puede eludir su responsabilidad en la aprobación de la Ley de Propiedad Intelectual (LPI) y la Ley para el Impulso de la Sociedad de la Información (LISI), así como por sus esfuerzos por reforzar el control sobre la Red desde sus escaños en el Parlamento Europeo. Sin embargo, por supuesto, a este principal grupo de oposición virtual a la ministra se han acercado aves de presa intentando hincar las garras en los demás usuarios, que por suerte están avisados de todas estas maniobras. Algunos de los mensajes piden, no sin razón, un gesto que muestre al Gobierno, en las Elecciones al Parlamento Europeo del 7 de junio, esta oposición al nombramiento. Votos en blanco, votos en nulo con anotaciones alusivas al tema o votar a otros partidos. El más directamente beneficiado sería el PP, pero también a este partido habría que enseñarle que no se puede jugar más con los usuarios de Internet en este país, los cuales deben darse cuenta del poder que pueden llegar a ejercer como grupo de presión. El caso reciente de Moldavia, con una chica armando una revolución con un simple mensaje de "quedada" por el Twitter, es el gran ejemplo. En el caso español, no se ha podido evitar que algunas de las alusiones al Gobierno y al PSOE sean directamente insultos o injurias, un hecho que perjudica la causa que se persigue. Todos los partidos tienen militantes voluntarios por la Red y es evidente que se meten en los grupos y páginas para introducir sus mensajes.
Pero la reacción de los partidos de la oposición al nombramiento de González-Sinde ha sido desoladora por nula. Y eso que podría haber sido utilizado perfectamente para asestar un buen golpe al Gobierno, aprovechando la denuncia hecha por la Asociación de Internautas acerca del posible incumplimiento de la Ley de regulación de los conflictos de intereses de los miembros del Gobierno y de los Altos Cargos. Pues nada de nada. Cero patatero que decía el otro. Yo mismo remití el enlace con la noticia a los correos del PP, de CiU (perjudicado por la espantada de Ignasi Guardans), de IU, de ERC, del PNV y de UPyD. Sólo he recibido una respuesta personalizada y firmada por parte de UPyD, agradeciendo la información y prometiendo su estudio. En el caso de los republicanos catalanes, sólo un e-mail mecánico de confirmación de recepción. Pura apatía y desinterés o bien que tienen el correo electrónico de adorno.
En éstas, y ya habiendo pasado ¡¡¡una semana!!! desde el nombramiento, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González-Pons, que tiene fama de ser un asiduo navegante de Internet, y quizá viendo el éxito que iba cogiendo la reivindicación, intenta subirse al carro en marcha. Un descarado ejercicio de oportunismo político pidiendo, en su página de Facebook, quedadas y movilizaciones contra la ministra. Y para colmo pide que la gente se apunte al grupo de "Ángeles González-Sinde Pírate". ¿Querría comprobar su propio poder de movilización? Sea como fuere, el intento de utilizacion interesada del grupo era tan evidente que se le veía el plumero enseguida. No tardaron en surgir los mensajes en el grupo en cuestión pidiéndole a González-Pons que también "se pirara". Que no querían su ayuda. Que no son tontos. Y viendo con claridad que esta "adhesión" podía causar un efecto negativo en el grupo, provocando que hubiera quien lo abandonase con tal de no compartir ni el mismo aire con este señor. Un político profesional era lo último que este grupo y este movimiento necesitaban y necesitan. Lo que tiene que hacer González Pons es trabajar y averiguar si en verdad la ministra ha podido incurrir en conflicto de incompatibilidad por sus intereses profesionales y familiares. Y punto. Ese es el tipo de ayuda que queremos. Bueno, el que quiero yo, al menos.
Realmente, no sé qué esperaba lograr el dirigente popular, cuando una buena parte de los internautas no son advenedizos ni mucho menos, sino gente avisada, con un nivel educativo medio o medio alto, con una gran curiosidad y relativamente bien informados. Claro que hay mendrugos, como en todo. Pero muchos sí saben de qué pie cojea cada uno, no se dejan engañar -o manipular- fácilmente, y están inmunizados frente a la propaganda política. Él mismo debería saberlo, si en verdad es tan avezado en estas cuestiones. No en vano la de político es una de las profesiones peor valoradas de este país, junto con la periodística -por desgracia- o las relacionadas con el ámbito de la Justicia. De modo que aprovechados, no gracias.
Otro efecto colateral hubiera sido que se habría acusado al grupo entero de estar promovido y organizado por el PP, cuando lo integran personas de todas las tendencias, también gente que se autoproclama de izquierdas y que se sienten engañados por este nombramiento. El grupo surgió de forma espontánea y ha ido creciendo en número de adhesiones de forma increíble hasta el punto de que los medios de comunicación tradicionales se han visto obligados a mencionarlo, y todo por un objetivo común: el cese de una ministra que se considera en la Red que es un peligro manifiesto contra la libertad y contra el avance tecnológico. ¿Que ese nombramiento puede haber sido una maniobra de distracción para que no se hable de la economía, como afirma en su blog Marc Vidal? Puede, pero su presencia al frente del Ministerio de Cultura sigue siendo igual de catastrófica. Y en caso de que sea una maniobra de Zapatero, dudo que hubiera esperado una respuesta tan masiva como la producida. Es lo que tiene vivir de espaldas a la realidad, a espaldas de Internet en este caso.
Pero la reacción de los partidos de la oposición al nombramiento de González-Sinde ha sido desoladora por nula. Y eso que podría haber sido utilizado perfectamente para asestar un buen golpe al Gobierno, aprovechando la denuncia hecha por la Asociación de Internautas acerca del posible incumplimiento de la Ley de regulación de los conflictos de intereses de los miembros del Gobierno y de los Altos Cargos. Pues nada de nada. Cero patatero que decía el otro. Yo mismo remití el enlace con la noticia a los correos del PP, de CiU (perjudicado por la espantada de Ignasi Guardans), de IU, de ERC, del PNV y de UPyD. Sólo he recibido una respuesta personalizada y firmada por parte de UPyD, agradeciendo la información y prometiendo su estudio. En el caso de los republicanos catalanes, sólo un e-mail mecánico de confirmación de recepción. Pura apatía y desinterés o bien que tienen el correo electrónico de adorno.
En éstas, y ya habiendo pasado ¡¡¡una semana!!! desde el nombramiento, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González-Pons, que tiene fama de ser un asiduo navegante de Internet, y quizá viendo el éxito que iba cogiendo la reivindicación, intenta subirse al carro en marcha. Un descarado ejercicio de oportunismo político pidiendo, en su página de Facebook, quedadas y movilizaciones contra la ministra. Y para colmo pide que la gente se apunte al grupo de "Ángeles González-Sinde Pírate". ¿Querría comprobar su propio poder de movilización? Sea como fuere, el intento de utilizacion interesada del grupo era tan evidente que se le veía el plumero enseguida. No tardaron en surgir los mensajes en el grupo en cuestión pidiéndole a González-Pons que también "se pirara". Que no querían su ayuda. Que no son tontos. Y viendo con claridad que esta "adhesión" podía causar un efecto negativo en el grupo, provocando que hubiera quien lo abandonase con tal de no compartir ni el mismo aire con este señor. Un político profesional era lo último que este grupo y este movimiento necesitaban y necesitan. Lo que tiene que hacer González Pons es trabajar y averiguar si en verdad la ministra ha podido incurrir en conflicto de incompatibilidad por sus intereses profesionales y familiares. Y punto. Ese es el tipo de ayuda que queremos. Bueno, el que quiero yo, al menos.
Realmente, no sé qué esperaba lograr el dirigente popular, cuando una buena parte de los internautas no son advenedizos ni mucho menos, sino gente avisada, con un nivel educativo medio o medio alto, con una gran curiosidad y relativamente bien informados. Claro que hay mendrugos, como en todo. Pero muchos sí saben de qué pie cojea cada uno, no se dejan engañar -o manipular- fácilmente, y están inmunizados frente a la propaganda política. Él mismo debería saberlo, si en verdad es tan avezado en estas cuestiones. No en vano la de político es una de las profesiones peor valoradas de este país, junto con la periodística -por desgracia- o las relacionadas con el ámbito de la Justicia. De modo que aprovechados, no gracias.
Otro efecto colateral hubiera sido que se habría acusado al grupo entero de estar promovido y organizado por el PP, cuando lo integran personas de todas las tendencias, también gente que se autoproclama de izquierdas y que se sienten engañados por este nombramiento. El grupo surgió de forma espontánea y ha ido creciendo en número de adhesiones de forma increíble hasta el punto de que los medios de comunicación tradicionales se han visto obligados a mencionarlo, y todo por un objetivo común: el cese de una ministra que se considera en la Red que es un peligro manifiesto contra la libertad y contra el avance tecnológico. ¿Que ese nombramiento puede haber sido una maniobra de distracción para que no se hable de la economía, como afirma en su blog Marc Vidal? Puede, pero su presencia al frente del Ministerio de Cultura sigue siendo igual de catastrófica. Y en caso de que sea una maniobra de Zapatero, dudo que hubiera esperado una respuesta tan masiva como la producida. Es lo que tiene vivir de espaldas a la realidad, a espaldas de Internet en este caso.
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