No es fácil ser alcalde
Cuando te pasas tantos días sin escribir, la actualidad te adelanta. Que si Israel. Que si el PP diciendo que es el partido de los trabajadores y Cospedal con pañuelo palestino. Que si la reforma laboral. Que si el final, afortunadamente, de la presidencia española de la UE. Que si se retrasa la ley de libertad religiosa porque no se puede molestar al Papa para cuando venga de visita. Que si el PSOE vota en el Senado en contra de prohibir los velos islámicos pero que el PSC sí vota a favor de prohibirlos en varios ayuntamientos. Así que mejor voy a hablar de lo que supone ser alcalde de, por ejemplo, mi pueblo. Viéndole se te quitan todas las ganas de ser alcalde. Se va de su casa temprano por la mañana y hay muchos días que no volverá seguramente hasta pasadas las cuatro o cinco de la tarde. Tan es así que en su casa le tienen preparada la comida con antelación para sólo tener que calentársela cuando vuelva. Eso todos los días, en su caso. En el mío, sólo a veces. Lo de este miércoles