No olvidemos que los periódicos son un negocio
Este es un tema que me gustaría haber tratado antes, pero me he estado dedicando a la cuestión del Sáhara, que sigue en la portada informativa. Hoy hay una manifestación en Madrid, sin nadie del Gobierno. Sólo hay alguien del PSOE, en solitario el diputado Antonio Gutiérrez, según la SER. No es seguro. Sí en cambio la presencia de Odón Elorza, más documentada. Una manifestación con artistas y políticos de todos los colores. Marruecos ya ha encarcelado a 70 saharauis en la al parecer terrible Cárcel Negra de El Aaiún. Seis responsables del campamento serán juzgados por un tribunal militar.
Vamos ya con ese tema aplazado, que es la última columna de la llamada "Defensora del Lector" de El País. Últimamente más parece la columna de defensa del periódico mismo, ante la avalancha de críticas que viene recibiendo de un tiempo a esta parte, y que les debería hacer reflexionar. El caso es que esta vez las quejas vienen porque el periódico en cuestión, consideran varios lectores, da excesiva primacía a unos temas por encima de otros que, consideran los remitentes, deberían tener más hueco en sus páginas. Las explicaciones que ofrecen desde la dirección son reales, pero son desmontables.
Yendo al texto. "(...) cada vez hay más lectores que escriben para protestar, no por los contenidos de lo publicado, sino por no haber encontrado en el diario información de algo que considera importante. O porque no se le ha dado la relevancia necesaria. Un periódico es, ante todo, una propuesta de jerarquía de la realidad. Gracias a Internet, cualquier lector tiene hoy fácil acceso a diferentes medios y puede, por tanto, comparar y establecer su propia jerarquía informativa. Si no coincide con la que le ofrece su medio, puede sentirse defraudado. Y cada vez hay más lectores que cuestionan esa jerarquía, conscientes de que lo que no sale en los medios es como si no existiera, al menos a efectos de agenda política".
Bien. En efecto, es una propuesta de jerarquía de la realidad. Por tanto es subjetiva. Son ellos los que deciden qué es importante y lo que no, el espacio que se le da o no. Y construyen, se supone, la agenda informativa, para decidir a qué actos acudir. La agenda de los medios no tiene por qué coincidir con la realidad, o bien el medio trata, con esa mencionada jerarquía, de construir una realidad concreta (es el caso que nos ocupa, la que ellos "creen que interesa" a los lectores).
Por desgracia, las más de las veces esa agenda se compone de actos de políticos que por regla general no tienen nada interesante que decir. Hace un par de días, por ejemplo, vino a Benalmádena el Secretario de Política Institucional del PSOE, Gaspar Zarrías, a respaldar al candidato de su partido a la Alcaldía, Javier Carnero, junto al diputado y secretario general de los socialistas malagueños, Miguel Ángel Heredia. Y, a decir verdad, casi todo lo que dijeron fue completamente prescindible, y se repite en los diferentes sitios que he consultado. Que ellos son muy buenos y los otros muy malos. Lean y juzguen ustedes (texto 1 y texto 2). No sé de qué sirve luego quejarse contra las ruedas de prensa sin preguntas. O peor aquí, que se copia y pega una nota del PP sin más, demostrando que no han ido a la rueda de prensa, donde había dos personas que ni siquiera son nombradas. Una lectura interesante: "¿Necesitan los políticos a los medios?", por Cristina F. Pereda para Periodismo Humano.
Siguiendo con el texto de El País, una errata: "El catedrático Manuel Alberga, de la Universidad de Málaga, ha echado en falta...". Debe ser Alberca, no Alberga. Manuel Alberca es doctor por la Universidad Complutense de Madrid y Catedrático de Escuela Universitaria de Literatura Española en la Universidad de Málaga.
Sigamos: "Ariadne Runte Geidel, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Granada, considera 'realmente una pena que se preocupen más por las noticias de sucesos que ocurren en Latinoamérica' que por ofrecer una información completa de lo que allí ocurre". Bien, en medios alternativos como Rebelión o Tercera Información se ha criticado muchas veces el sesgo negativo que preside las informaciones que da este periódico acerca de Latinoamérica, siempre hablando mal de Cuba o Venezuela (cuando algo bueno debe haber, digo yo) o hablando muy bien de un presidente nada elogiable, como el ex mandatario colombiano Uribe. Esto ya no es tema de omisiones, sino de la ideología del medio y sus intereses comerciales en la zona.
La queja más destacada es la que se refiere a cómo las noticias relacionadas con PSOE y PP copan la sección de Nacional (sobre todo, diré yo, con el llamado "periodismo de declaraciones", precisamente) omitiendo y marginando a las demás fuerzas políticas. Falta de pluralidad que, recordemos, se amplía a los sondeos de proyección electoral que suele publicar El País, elaborados por Metroscopia, y que sólo citan las intenciones de voto de PSOE y PP, lo que también suscita varias quejas. Destaca la siguiente: "Eduard Ros Ibarra, profesor universitario, argumenta: 'En su gráfica se muestra la expectativa de voto sobre voto válido, y encontramos que la suma de los votos de los dos grandes partidos es en octubre de 2010 del 71,5%, cuando en mayo de 2009 era del 80,4%. Para mí, la gran noticia, además de la bajada del PSOE, es el aumento de otros, que ya ocupan un tercio del espectro político. ¿Quiénes son los otros? ¿Adónde va a parar ese 28% de los votos?'". El director adjunto del medio, Vicente Jiménez, rechaza la acusación de bipartidismo y se escuda en la crisis económica para justificar una reducción del número de páginas del periódico.
Un periódico no deja de ser una empresa y la información su mercancía, es cierto. Y detrás hay intereses, sobre todo económicos, del dueño. Muchos lectores olvidan eso. La crisis ha azotado a toda la prensa mundial (aumento de los costes de producción, del papel, descenso del número de lectores, etc.), sí, pero no puede servir de excusa. Por lo mismo que se ha dicho antes de la jerarquía. Sería cuestión de preguntarse si El País tendría sitio para otras noticias si, por ejemplo, redujeran las páginas de "Gente y TV", con noticias dedicadas en su mayor parte a dos cosas: series y farándula de los Estados Unidos, marginando a las producciones españolas y europeas; y las dedicadas a empresas de su grupo, como Cuatro o Canal Plus. O si en las de "Cultura" no hablaran tanto de las novedades editoriales de su sello Alfaguara. O si no dedicaran, como dedicaron hace poco, un extenso artículo a las ficticias posibilidades electorales de ese personaje llamado Belén Esteban. Otro a la muerte de un pulpo. O tres entrevistas en tres meses al director de un programa de la Cadena Ser (El Larguero), y otra al de otro (Carrusel) porque temen que pierdan audiencia en el próximo EGM.
Por ejemplo, hoy a las tres de la tarde, ¿qué lleva la sección de "Gente y TV" de la página web de El País? Veamos:
- "La guerra desde el sofá". Sobre series bélicas en televisión. Todo es una excusa para acabar hablando de la, eso sí, excelente serie, 'The Pacific', que casualmente emite Canal Plus.
- "Una ciudad tras los barrotes. 'Callejeros' narra la vida cotidiana en la cárcel de León". Promoción de un programa de Cuatro.
- "Ramsay se lía a sartenazos". Sobre un mediático cocinero británico.
- "Cher reaparece a los 64 años".
- "Juan Luis Guerra arrasa (en los Grammy Latinos)".
- "(Antonio) Banderas debuta como fotógrafo".
- El siguiente es, nuevamente, de autopromoción: "¿Qué es de todos nosotros? Ironía y sarcasmo envuelven la producción de Canal + '¿Qué fue de Jorge Sanz?'".
- "Hollywood sacude el mercado inmobiliario".
- "Nunca he visto 'Star Trek'". Entrevista con Jim Parsons, Sheldon Cooper en 'The Big Bang Theory'. Apto para quien vea la serie. No es mi caso.
- "Michael Jackson sí interpreta su nuevo tema". Se dudaba si era la de otra persona.
- "Kanye West (un rapero) pide perdón a George W. Bush". Le insultó cuando el Katrina.
- "El PP apuntala a Sánchez Dragó en Telemadrid". La única "noticia", por llamarlo algo, de toda la sección, y son dos párrafos de nada.
- "Lady Gaga teme por su vida". Por una fan loca.
- "Adiós Harry Potter, adiós". Estreno en Londres de "la última película de la serie". Bueno, un error en el subtítulo, temprano empezamos. La última novela de la saga se ha dividido en dos películas. Se ha estrenado la primera. Queda otra. Y eso que en el desarrollo se dice claramente que "La segunda se presentará en verano".
Y estoy por asegurar que casi todas las noticias relacionadas con EEUU son traducciones y copia-pega de publicaciones y cadenas estadounidenses, esto es, originalidad cero. Puedes buscar las mismas noticias en publicaciones estadounidenses, con un poco que sepas de inglés. Bueno, pues de todas esas noticias, la única que me leeré será la de Harry Potter, precisamente. Las demás no. Se ve que no encajo en el tipo de lector que busca El País.
Volvamos con el artículo de Pérez Oliva:
"El director adjunto Vicente Jiménez comprende el malestar de algunos lectores por la omisión de noticias sobre actividades políticas y de otros ámbitos que deberían ser objeto de atención informativa. Admite que 'los dos partidos mayoritarios acaparan la atención informativa', pero rechaza que sea un intento deliberado de fomentar el bipartidismo. 'La razón es tan simple como que el periódico tiene un espacio limitado'".
En este caso, creo que el "espacio limitado" de la edición impresa no justifica por sí solo ese tratamiento informativo. Es cuestión de prioridades y de lo que el medio considere relevante incluir entre sus páginas. Hay sitio para todos si se quita lo que sobra, lo que no es información y lo que es mero autobombo, y de todo eso El País tiene demasiado.
"La crisis económica", añade, "ha obligado a ajustar los costes y reducir la paginación, que siempre está en función del número de inserciones publicitarias (...) Cada día quedan fuera muchas noticias que merecerían ser publicadas, pero no caben, y por tanto, tenemos que priorizar lo que concita un interés mayoritario. Nuestra web puede ser una solución a estas limitaciones".
Sí, le compadezco, pero no cuela. No puede decir que "prioriza lo que concita un interés mayoritario" cuando es él mismo, junto con el consejo de redacción, quien decide qué es de "interés mayoritario". ¿De verdad es así? No, porque se guía por criterios subjetivos, y por tanto se puede equivocar. De hecho admite que "Cada día quedan fuera muchas noticias que merecerían ser publicadas". De igual modo, su periódico publica noticias que no merecen ser publicadas, como la del pulpo o la de Belén Esteban, pero eso se le olvida. En cuanto a la web, no lo soluciona, ya que salvo grandes hechos que se estén actualizando al instante, es una copia en pantalla de lo que lleva la versión escrita. Al menos en el caso de El País. No es que haya cosas que no quepan: es que hay alguien que decide que no entren. No es lo mismo. Y la crisis económica no puede ser la excusa para una decisión que nada tiene que ver con la economía, sino con criterios periodísticos.
A continuación pasa a hablar del barómetro mensual, y la crítica a que solo incluya la tendencia de voto del PSOE y del PP. Dice: "Lo primero que aclara el director de EL PAÍS, Javier Moreno, ante estas cartas es que el Barómetro no es una encuesta electoral, y no debe tomarse como tal. 'Es un sondeo que hacemos con periodicidad mensual para poder observar la evolución de determinadas tendencias sociales y conocer cuál es el estado de opinión sobre diversas cuestiones de actualidad. La pregunta sobre la intención de voto es una de las muchas que se hacen. No tendría sentido dejar de preguntar algo que objetivamente interesa, como es el apoyo que reciben los dos grandes partidos. Pero el Barómetro no es un sondeo electoral. No podemos hacer -ningún medio lo hace- encuestas electorales con tanta frecuencia. Las hacemos cuando se acercan unas elecciones, como ocurrirá ahora con las autonómicas catalanas'".
No cuela. No justifica la ausencia de los demás partidos. Que de hecho no es justificable. Y que de hecho yo miro los barómetros de El Mundo, Público, ABC y La Razón (también los de El Periódico y La Vanguardia, más orientados al ámbito catalán, como es lógico) y resulta que el de El País es el único que ejerce este bipartidismo en sus sondeos. Es decir, El País y la empresa Metroscopia podemos decir que omiten de forma deliberada a los demás partidos. Esto no es algo que se pueda ventilar con la frase "el Barómetro no es una encuesta electoral". También dice que "La pregunta sobre la intención de voto es una de las muchas que se hacen". Si es "una de las muchas que se hacen", ¿por qué siempre se titula con el resultado de esta pregunta?
Añaden, por boca de Vicente Jiménez, que "el tamaño de la muestra -entre 500 y 800 encuestados- no permite obtener un resultado fiable sobre la intención de voto del resto de partidos. "Para eso sería preciso incrementar el tamaño. Dado que es una medición del clima social y político, y que es mensual, no nos parece prioritario". Ah, no es prioritario... Volvemos a lo mismo: ¿quién, cómo, bajo qué criterios, decide esas prioridades? Por cierto. Son menos de 1.000 encuestados. Me enseñaron que una encuesta por debajo de 1.000 entrevistados, en efecto, no es fiable, porque el margen de error, por arriba y por abajo, es enorme. Pues, o la hacen como mínimo de 1.000, o yo les pediría que dejaran de hacerla, ya que pienso que están engañando a los lectores.
A este respecto, replica Pérez Oliva: "El problema radica en que muchas veces, la intención de voto es lo que se resalta en el titular y en ocasiones se hace con tanto énfasis que resulta difícil para cualquier lector no experto en demoscopia apreciar la diferencia, y muchos pueden atribuir al Barómetro el valor de una encuesta electoral, cuando no lo tiene". Bien, pues el periódico debe de aclarar en ellos, y no lo hace, que los barómetros no tienen valor extrapolable a una encuesta electoral. Ello, al debe del que siempre los comenta, Fernando Garea. Por 1) no hacer la aclaración, y 2) porque es el autor de esos enfáticos titulares que mueven a error.
Y termina así: "No cabe duda de que el aumento de las quejas por ausencia u omisión tiene mucho que ver con la penuria de espacio que impone la crisis. Pero creo que intervienen también otros factores. Las limitaciones de la edición impresa podrían compensarse en la edición digital, y sin embargo, no se hace, lo cual indica que estamos ante una inercia informativa que hurta a los lectores una parte sustantiva de la realidad política española. En el debate público, la calidad de los argumentos no depende del apoyo electoral que tengan. Depende de su consistencia lógica, de su pertinencia. El sistema de mayorías sirve para adoptar las decisiones de representación y gobierno, pero para conformar una opinión democrática fundamentada, es preciso que los ciudadanos puedan considerar todo el abanico de opiniones, toda la realidad política. Ese es un imperativo que un diario de referencia como EL PAÍS no debería descuidar". Pues una cosa es lo que ella dice que su periódico debería hacer y otra muy diferente es lo que hace en realidad. Se ve que prima el negocio por encima de la información y del público.
Vamos ya con ese tema aplazado, que es la última columna de la llamada "Defensora del Lector" de El País. Últimamente más parece la columna de defensa del periódico mismo, ante la avalancha de críticas que viene recibiendo de un tiempo a esta parte, y que les debería hacer reflexionar. El caso es que esta vez las quejas vienen porque el periódico en cuestión, consideran varios lectores, da excesiva primacía a unos temas por encima de otros que, consideran los remitentes, deberían tener más hueco en sus páginas. Las explicaciones que ofrecen desde la dirección son reales, pero son desmontables.
Yendo al texto. "(...) cada vez hay más lectores que escriben para protestar, no por los contenidos de lo publicado, sino por no haber encontrado en el diario información de algo que considera importante. O porque no se le ha dado la relevancia necesaria. Un periódico es, ante todo, una propuesta de jerarquía de la realidad. Gracias a Internet, cualquier lector tiene hoy fácil acceso a diferentes medios y puede, por tanto, comparar y establecer su propia jerarquía informativa. Si no coincide con la que le ofrece su medio, puede sentirse defraudado. Y cada vez hay más lectores que cuestionan esa jerarquía, conscientes de que lo que no sale en los medios es como si no existiera, al menos a efectos de agenda política".
Bien. En efecto, es una propuesta de jerarquía de la realidad. Por tanto es subjetiva. Son ellos los que deciden qué es importante y lo que no, el espacio que se le da o no. Y construyen, se supone, la agenda informativa, para decidir a qué actos acudir. La agenda de los medios no tiene por qué coincidir con la realidad, o bien el medio trata, con esa mencionada jerarquía, de construir una realidad concreta (es el caso que nos ocupa, la que ellos "creen que interesa" a los lectores).
Por desgracia, las más de las veces esa agenda se compone de actos de políticos que por regla general no tienen nada interesante que decir. Hace un par de días, por ejemplo, vino a Benalmádena el Secretario de Política Institucional del PSOE, Gaspar Zarrías, a respaldar al candidato de su partido a la Alcaldía, Javier Carnero, junto al diputado y secretario general de los socialistas malagueños, Miguel Ángel Heredia. Y, a decir verdad, casi todo lo que dijeron fue completamente prescindible, y se repite en los diferentes sitios que he consultado. Que ellos son muy buenos y los otros muy malos. Lean y juzguen ustedes (texto 1 y texto 2). No sé de qué sirve luego quejarse contra las ruedas de prensa sin preguntas. O peor aquí, que se copia y pega una nota del PP sin más, demostrando que no han ido a la rueda de prensa, donde había dos personas que ni siquiera son nombradas. Una lectura interesante: "¿Necesitan los políticos a los medios?", por Cristina F. Pereda para Periodismo Humano.
Siguiendo con el texto de El País, una errata: "El catedrático Manuel Alberga, de la Universidad de Málaga, ha echado en falta...". Debe ser Alberca, no Alberga. Manuel Alberca es doctor por la Universidad Complutense de Madrid y Catedrático de Escuela Universitaria de Literatura Española en la Universidad de Málaga.
Sigamos: "Ariadne Runte Geidel, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Granada, considera 'realmente una pena que se preocupen más por las noticias de sucesos que ocurren en Latinoamérica' que por ofrecer una información completa de lo que allí ocurre". Bien, en medios alternativos como Rebelión o Tercera Información se ha criticado muchas veces el sesgo negativo que preside las informaciones que da este periódico acerca de Latinoamérica, siempre hablando mal de Cuba o Venezuela (cuando algo bueno debe haber, digo yo) o hablando muy bien de un presidente nada elogiable, como el ex mandatario colombiano Uribe. Esto ya no es tema de omisiones, sino de la ideología del medio y sus intereses comerciales en la zona.
La queja más destacada es la que se refiere a cómo las noticias relacionadas con PSOE y PP copan la sección de Nacional (sobre todo, diré yo, con el llamado "periodismo de declaraciones", precisamente) omitiendo y marginando a las demás fuerzas políticas. Falta de pluralidad que, recordemos, se amplía a los sondeos de proyección electoral que suele publicar El País, elaborados por Metroscopia, y que sólo citan las intenciones de voto de PSOE y PP, lo que también suscita varias quejas. Destaca la siguiente: "Eduard Ros Ibarra, profesor universitario, argumenta: 'En su gráfica se muestra la expectativa de voto sobre voto válido, y encontramos que la suma de los votos de los dos grandes partidos es en octubre de 2010 del 71,5%, cuando en mayo de 2009 era del 80,4%. Para mí, la gran noticia, además de la bajada del PSOE, es el aumento de otros, que ya ocupan un tercio del espectro político. ¿Quiénes son los otros? ¿Adónde va a parar ese 28% de los votos?'". El director adjunto del medio, Vicente Jiménez, rechaza la acusación de bipartidismo y se escuda en la crisis económica para justificar una reducción del número de páginas del periódico.
Un periódico no deja de ser una empresa y la información su mercancía, es cierto. Y detrás hay intereses, sobre todo económicos, del dueño. Muchos lectores olvidan eso. La crisis ha azotado a toda la prensa mundial (aumento de los costes de producción, del papel, descenso del número de lectores, etc.), sí, pero no puede servir de excusa. Por lo mismo que se ha dicho antes de la jerarquía. Sería cuestión de preguntarse si El País tendría sitio para otras noticias si, por ejemplo, redujeran las páginas de "Gente y TV", con noticias dedicadas en su mayor parte a dos cosas: series y farándula de los Estados Unidos, marginando a las producciones españolas y europeas; y las dedicadas a empresas de su grupo, como Cuatro o Canal Plus. O si en las de "Cultura" no hablaran tanto de las novedades editoriales de su sello Alfaguara. O si no dedicaran, como dedicaron hace poco, un extenso artículo a las ficticias posibilidades electorales de ese personaje llamado Belén Esteban. Otro a la muerte de un pulpo. O tres entrevistas en tres meses al director de un programa de la Cadena Ser (El Larguero), y otra al de otro (Carrusel) porque temen que pierdan audiencia en el próximo EGM.
Por ejemplo, hoy a las tres de la tarde, ¿qué lleva la sección de "Gente y TV" de la página web de El País? Veamos:
- "La guerra desde el sofá". Sobre series bélicas en televisión. Todo es una excusa para acabar hablando de la, eso sí, excelente serie, 'The Pacific', que casualmente emite Canal Plus.
- "Una ciudad tras los barrotes. 'Callejeros' narra la vida cotidiana en la cárcel de León". Promoción de un programa de Cuatro.
- "Ramsay se lía a sartenazos". Sobre un mediático cocinero británico.
- "Cher reaparece a los 64 años".
- "Juan Luis Guerra arrasa (en los Grammy Latinos)".
- "(Antonio) Banderas debuta como fotógrafo".
- El siguiente es, nuevamente, de autopromoción: "¿Qué es de todos nosotros? Ironía y sarcasmo envuelven la producción de Canal + '¿Qué fue de Jorge Sanz?'".
- "Hollywood sacude el mercado inmobiliario".
- "Nunca he visto 'Star Trek'". Entrevista con Jim Parsons, Sheldon Cooper en 'The Big Bang Theory'. Apto para quien vea la serie. No es mi caso.
- "Michael Jackson sí interpreta su nuevo tema". Se dudaba si era la de otra persona.
- "Kanye West (un rapero) pide perdón a George W. Bush". Le insultó cuando el Katrina.
- "El PP apuntala a Sánchez Dragó en Telemadrid". La única "noticia", por llamarlo algo, de toda la sección, y son dos párrafos de nada.
- "Lady Gaga teme por su vida". Por una fan loca.
- "Adiós Harry Potter, adiós". Estreno en Londres de "la última película de la serie". Bueno, un error en el subtítulo, temprano empezamos. La última novela de la saga se ha dividido en dos películas. Se ha estrenado la primera. Queda otra. Y eso que en el desarrollo se dice claramente que "La segunda se presentará en verano".
Y estoy por asegurar que casi todas las noticias relacionadas con EEUU son traducciones y copia-pega de publicaciones y cadenas estadounidenses, esto es, originalidad cero. Puedes buscar las mismas noticias en publicaciones estadounidenses, con un poco que sepas de inglés. Bueno, pues de todas esas noticias, la única que me leeré será la de Harry Potter, precisamente. Las demás no. Se ve que no encajo en el tipo de lector que busca El País.
Volvamos con el artículo de Pérez Oliva:
"El director adjunto Vicente Jiménez comprende el malestar de algunos lectores por la omisión de noticias sobre actividades políticas y de otros ámbitos que deberían ser objeto de atención informativa. Admite que 'los dos partidos mayoritarios acaparan la atención informativa', pero rechaza que sea un intento deliberado de fomentar el bipartidismo. 'La razón es tan simple como que el periódico tiene un espacio limitado'".
En este caso, creo que el "espacio limitado" de la edición impresa no justifica por sí solo ese tratamiento informativo. Es cuestión de prioridades y de lo que el medio considere relevante incluir entre sus páginas. Hay sitio para todos si se quita lo que sobra, lo que no es información y lo que es mero autobombo, y de todo eso El País tiene demasiado.
"La crisis económica", añade, "ha obligado a ajustar los costes y reducir la paginación, que siempre está en función del número de inserciones publicitarias (...) Cada día quedan fuera muchas noticias que merecerían ser publicadas, pero no caben, y por tanto, tenemos que priorizar lo que concita un interés mayoritario. Nuestra web puede ser una solución a estas limitaciones".
Sí, le compadezco, pero no cuela. No puede decir que "prioriza lo que concita un interés mayoritario" cuando es él mismo, junto con el consejo de redacción, quien decide qué es de "interés mayoritario". ¿De verdad es así? No, porque se guía por criterios subjetivos, y por tanto se puede equivocar. De hecho admite que "Cada día quedan fuera muchas noticias que merecerían ser publicadas". De igual modo, su periódico publica noticias que no merecen ser publicadas, como la del pulpo o la de Belén Esteban, pero eso se le olvida. En cuanto a la web, no lo soluciona, ya que salvo grandes hechos que se estén actualizando al instante, es una copia en pantalla de lo que lleva la versión escrita. Al menos en el caso de El País. No es que haya cosas que no quepan: es que hay alguien que decide que no entren. No es lo mismo. Y la crisis económica no puede ser la excusa para una decisión que nada tiene que ver con la economía, sino con criterios periodísticos.
A continuación pasa a hablar del barómetro mensual, y la crítica a que solo incluya la tendencia de voto del PSOE y del PP. Dice: "Lo primero que aclara el director de EL PAÍS, Javier Moreno, ante estas cartas es que el Barómetro no es una encuesta electoral, y no debe tomarse como tal. 'Es un sondeo que hacemos con periodicidad mensual para poder observar la evolución de determinadas tendencias sociales y conocer cuál es el estado de opinión sobre diversas cuestiones de actualidad. La pregunta sobre la intención de voto es una de las muchas que se hacen. No tendría sentido dejar de preguntar algo que objetivamente interesa, como es el apoyo que reciben los dos grandes partidos. Pero el Barómetro no es un sondeo electoral. No podemos hacer -ningún medio lo hace- encuestas electorales con tanta frecuencia. Las hacemos cuando se acercan unas elecciones, como ocurrirá ahora con las autonómicas catalanas'".
No cuela. No justifica la ausencia de los demás partidos. Que de hecho no es justificable. Y que de hecho yo miro los barómetros de El Mundo, Público, ABC y La Razón (también los de El Periódico y La Vanguardia, más orientados al ámbito catalán, como es lógico) y resulta que el de El País es el único que ejerce este bipartidismo en sus sondeos. Es decir, El País y la empresa Metroscopia podemos decir que omiten de forma deliberada a los demás partidos. Esto no es algo que se pueda ventilar con la frase "el Barómetro no es una encuesta electoral". También dice que "La pregunta sobre la intención de voto es una de las muchas que se hacen". Si es "una de las muchas que se hacen", ¿por qué siempre se titula con el resultado de esta pregunta?
Añaden, por boca de Vicente Jiménez, que "el tamaño de la muestra -entre 500 y 800 encuestados- no permite obtener un resultado fiable sobre la intención de voto del resto de partidos. "Para eso sería preciso incrementar el tamaño. Dado que es una medición del clima social y político, y que es mensual, no nos parece prioritario". Ah, no es prioritario... Volvemos a lo mismo: ¿quién, cómo, bajo qué criterios, decide esas prioridades? Por cierto. Son menos de 1.000 encuestados. Me enseñaron que una encuesta por debajo de 1.000 entrevistados, en efecto, no es fiable, porque el margen de error, por arriba y por abajo, es enorme. Pues, o la hacen como mínimo de 1.000, o yo les pediría que dejaran de hacerla, ya que pienso que están engañando a los lectores.
A este respecto, replica Pérez Oliva: "El problema radica en que muchas veces, la intención de voto es lo que se resalta en el titular y en ocasiones se hace con tanto énfasis que resulta difícil para cualquier lector no experto en demoscopia apreciar la diferencia, y muchos pueden atribuir al Barómetro el valor de una encuesta electoral, cuando no lo tiene". Bien, pues el periódico debe de aclarar en ellos, y no lo hace, que los barómetros no tienen valor extrapolable a una encuesta electoral. Ello, al debe del que siempre los comenta, Fernando Garea. Por 1) no hacer la aclaración, y 2) porque es el autor de esos enfáticos titulares que mueven a error.
Y termina así: "No cabe duda de que el aumento de las quejas por ausencia u omisión tiene mucho que ver con la penuria de espacio que impone la crisis. Pero creo que intervienen también otros factores. Las limitaciones de la edición impresa podrían compensarse en la edición digital, y sin embargo, no se hace, lo cual indica que estamos ante una inercia informativa que hurta a los lectores una parte sustantiva de la realidad política española. En el debate público, la calidad de los argumentos no depende del apoyo electoral que tengan. Depende de su consistencia lógica, de su pertinencia. El sistema de mayorías sirve para adoptar las decisiones de representación y gobierno, pero para conformar una opinión democrática fundamentada, es preciso que los ciudadanos puedan considerar todo el abanico de opiniones, toda la realidad política. Ese es un imperativo que un diario de referencia como EL PAÍS no debería descuidar". Pues una cosa es lo que ella dice que su periódico debería hacer y otra muy diferente es lo que hace en realidad. Se ve que prima el negocio por encima de la información y del público.
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