Sigue la cruzada de EEUU contra quien les molesta
EEUU pinchó conversaciones telefónicas entre Mohamed El Baradei, director de la OIEA y diplomáticos iraníes, en busca de pillarle en un renuncio que posibilitara una excusa para relevarle del cargo, según desvela el diario estadounidense The Washington Post.
El Gobierno estadounidense analiza conversaciones telefónicas entre el director de la OIEA, Mohamed El Baradei, y diplomáticos iraníes, que interceptó en busca de motivos para su destitución, según publica hoy The Washington Post. Este es un paso más de la Administración republicana en la campaña para acosar a aquellos que le llevan la contraria.
"La ofensiva diplomática no será fácil", afirma el periódico estadounidense que cita como fuentes a funcionarios del gobierno del presidente de EEUU, George W. Bush. De momento, la Administración Bush no ha conseguido encontrar un candidato dispuesto a oponerse a El Baradei, quien dirige el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) desde 1997.
Ya en la ofensiva para justificar la invasión a Irak intentaron hundir a El Baradei, que negaba la existencia de armas de destrucción masiva. Con quien sí logró acabar la Administración estadounidense fue con el jefe de inspectores de la ONU, el sueco Hans Blix.
El Gobierno estadounidense analiza conversaciones telefónicas entre el director de la OIEA, Mohamed El Baradei, y diplomáticos iraníes, que interceptó en busca de motivos para su destitución, según publica hoy The Washington Post. Este es un paso más de la Administración republicana en la campaña para acosar a aquellos que le llevan la contraria.
"La ofensiva diplomática no será fácil", afirma el periódico estadounidense que cita como fuentes a funcionarios del gobierno del presidente de EEUU, George W. Bush. De momento, la Administración Bush no ha conseguido encontrar un candidato dispuesto a oponerse a El Baradei, quien dirige el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) desde 1997.
Ya en la ofensiva para justificar la invasión a Irak intentaron hundir a El Baradei, que negaba la existencia de armas de destrucción masiva. Con quien sí logró acabar la Administración estadounidense fue con el jefe de inspectores de la ONU, el sueco Hans Blix.
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