Letizia
40 cumpleaños de Letizia Ortiz, princesa de Asturias y, probablemente, futura reina de España. Con tal motivo, reportaje fotográfico destacado por todos los medios. Dos objetivos: que los españoles se vayan acostumbrando más aún a ella (va a mandar más de lo que parece y puede que la veamos más que a su marido) y tratar de lavar la maltrecha imagen de la Casa Real (chanchullos de Urdangarin, líos del rey en su tiempo libre...). De ahí que ella sea la protagonista de la sesión de forma indiscutible.
No se puede olvidar cómo se vendió la entrada de una "plebeya" en una institución tan polvorienta y vetusta como la monarquía: un soplo de aire fresco, decían. Pero es que quitar el olor a rancio de semejante sitio es complicado, haría falta un huracán. Y así llevan desde entonces, en campaña de imagen constante.
Las fotos de la sesión están en portada de El Mundo, ABC, La Razón y varias de las cabeceras del grupo Vocento. Recordemos que el único mérito contraído para ello es estar casada con quien lo está. En otros tiempos las cosas hubieran podido ser distintas: la mujer que estando casada con un rey no le daba un heredero varón podía llegar a ser repudiada (como poco). Así ha funcionado la monarquía hasta hace nada.
A la vista de la totalidad de las fotos (aquí), solo desde el punto de vista estético, resulta cuando menos sorprendente (quizá de la mano del Photoshop) que una mujer de 40 años no presente ni un solo rasgo de expresión en la cara. ¡Por favor! ¿Se creen que somos tontos?
Prefiero una mujer con arrugas de expresión, lógicamente. Implican que ha reído, ha llorado, ha pasado sueño... Que es humana, en definitiva.
Por otro lado, el lametón servil y cortesano que le dedica El País hoy y le dedicó también hace una semana (pese a que este mismo medio informa con corrección del caso Urdangarin) corroboran lo que ya dijera a Jot Down la periodista Soledad Gallego Díaz: que El País nunca ha sido un periódico de izquierdas ni ha pretendido serlo.
Por último, dos análisis, a cargo de la fotógrafa Sofía Moro y del redactor jefe de multimedia de El Mundo Ángel Casaña.
Y no olvidemos que la casa en la que viven y posan la hemos pagado entre todos.
No se puede olvidar cómo se vendió la entrada de una "plebeya" en una institución tan polvorienta y vetusta como la monarquía: un soplo de aire fresco, decían. Pero es que quitar el olor a rancio de semejante sitio es complicado, haría falta un huracán. Y así llevan desde entonces, en campaña de imagen constante.
Las fotos de la sesión están en portada de El Mundo, ABC, La Razón y varias de las cabeceras del grupo Vocento. Recordemos que el único mérito contraído para ello es estar casada con quien lo está. En otros tiempos las cosas hubieran podido ser distintas: la mujer que estando casada con un rey no le daba un heredero varón podía llegar a ser repudiada (como poco). Así ha funcionado la monarquía hasta hace nada.
A la vista de la totalidad de las fotos (aquí), solo desde el punto de vista estético, resulta cuando menos sorprendente (quizá de la mano del Photoshop) que una mujer de 40 años no presente ni un solo rasgo de expresión en la cara. ¡Por favor! ¿Se creen que somos tontos?
Prefiero una mujer con arrugas de expresión, lógicamente. Implican que ha reído, ha llorado, ha pasado sueño... Que es humana, en definitiva.
Por otro lado, el lametón servil y cortesano que le dedica El País hoy y le dedicó también hace una semana (pese a que este mismo medio informa con corrección del caso Urdangarin) corroboran lo que ya dijera a Jot Down la periodista Soledad Gallego Díaz: que El País nunca ha sido un periódico de izquierdas ni ha pretendido serlo.
Por último, dos análisis, a cargo de la fotógrafa Sofía Moro y del redactor jefe de multimedia de El Mundo Ángel Casaña.
Y no olvidemos que la casa en la que viven y posan la hemos pagado entre todos.
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